


Alejandro Aguilar
El Buen Tono
REGIÓN.- La Semana Mundial de la Lactancia inició en medio de un escenario desolador: sólo 28.6 % de los bebés mexicanos reciben leche materna exclusiva durante sus primeros seis meses, muy lejos de la meta del 50 % fijada por la OMS para 2025.
Xochiquetzalli Chávez García, nutrióloga de la Universidad Veracruzana, revela la cruda realidad: la mayoría de madres abandona la lactancia a los tres meses, presionadas por barreras laborales, desinformación y la ausencia de políticas efectivas.
La especialista desmenuza el círculo perverso: las empresas incumplen sistemáticamente la Ley General de Lactancia Materna (2023), que obliga a instalar salas de lactancia.
Según datos de la STPS, 68 % de los centros laborales carece de éstos espacios, y sólo 10.2 % de mujeres trabajadoras puede amamantar o extraerse leche durante su jornada. “En Veracruz la ley existe, pero es letra muerta. Excepto en la UV, casi ningún lugar cumple”, denuncia Chávez. Esta negligencia explica por qué 45 % de los empleadores desconoce el artículo 170 de la Ley Federal del Trabajo, que otorga a las madres 2 pausas diarias de 30 minutos para lactar.
Los efectos son devastadores.
Datos de instituciones de salud, detallan que, la lactancia exclusiva se desplomó 9 puntos porcentuales desde 2018, ubicándose en 1.8 meses en promedio. Mientras tanto, se multiplican los riesgos: niños alimentados con fórmula tienen mayor propensión a obesidad (por sus altos contenidos de azúcar), problemas digestivos y respiratorios.
Para las madres, el abandono prematuro incrementa el riesgo de cáncer de mama y ovario. “La leche materna es la primera vacuna: el calostro da anticuerpos irreemplazables. Pero el sistema empuja a sustituirla por productos mercantilizados”, critica la nutrióloga.
El Estado falla en múltiples frentes. El 42 % de las madres no recibe orientación durante el control prenatal (ENSANUT 2022), y 65 % reporta que su bebé fue separado de ellas al nacer, violando protocolos que favorecen el inicio temprano de la lactancia.
Además, uno de cada 3 hospitales promueve fórmulas infantiles, infringiendo el Código Internacional. “Personal de salud y familiares presionan con mitos: que la leche ‘se vuelve agua’, que no alimenta. Pero sigue nutriendo mientras exista producción”, enfatiza Chávez.
Frente al desamparo institucional, surgen redes ciudadanas como el grupo Mujeres que Nutren en Córdoba, donde madres brindan acompañamiento para superar crisis como el brote de crecimiento a los 3 meses, cuando el bebé debe estimular el pecho para activar la producción láctea. “Muchas relactan al encontrar apoyo”, destaca la especialista.
Pero la solución estructural exige acciones contundentes: fiscalizar salas de lactancia en empresas, erradicar la publicidad de sucedáneos en hospitales y capacitar al personal de salud.
Hoy, mientras México celebra una semana simbólica, miles de madres luchan contra un sistema que prioriza el lucro sobre el primer acto de soberanía alimentaria.


