


Efraín Hernández
EL BUEN TONO
Fortín, Ver.- Casi cuatro años han pasado bajo la administración de Gerardo Rosales Victoria y la situación del maltrato animal en Fortín no solo persiste, sino que empeora, mientras el alcalde se empeña en malgastar el dinero de los fortinenses en una costosa impugnación electoral contra Alfonso Piccolo Marín.
Desde que tomó el poder, Rosales Victoria ha demostrado un desprecio absoluto hacia la protección de los animales, condenando a perros y gatos a la agonía del abandono, la violencia y la enfermedad en las colonias del municipio. No hay programas, no hay apoyo, no hay voluntad; solo un vacío de autoridad y humanidad.
Pero lejos de preocuparse por estos casos de crueldad y sufrimiento, el presidente municipal prefiere usar los recursos públicos para pelear en tribunales y tratar de borrar en las urnas el claro rechazo de la gente, gastando lo que debería destinarse a atender las necesidades básicas de Fortín.
Esta insensible y absurda obsesión política demuestra que para Rosales Victoria los animales -y por extensión sus gobernados- son lo último en su lista de prioridades. Mientras tanto, los fortinenses pagan las consecuencias de un gobierno incapaz y egoísta que abandona a los más vulnerables para salvar su pellejo político.



