


El Ministerio de Comercio de China confirmó este martes la prórroga por 90 días más de la tregua arancelaria pactada con Estados Unidos, tras una serie de negociaciones celebradas en Londres y Estocolmo durante junio y julio. Esta extensión mantiene el acuerdo alcanzado hace tres meses en Ginebra, donde ambas potencias acordaron reducir significativamente los impuestos a sus productos mutuamente.
Según el acuerdo, Estados Unidos bajó los aranceles a productos chinos del 145 % al 30 %, mientras que China hizo lo propio con los gravámenes a bienes estadounidenses, de un 125 % a un 10 %. Esta medida busca evitar que la guerra comercial, que había escalado hasta equivaler a un embargo comercial de facto, siga afectando las cadenas de suministro y los mercados globales.
La Cancillería china reiteró la importancia de que ambas partes colaboren en un marco de igualdad, respeto y beneficio mutuo, y destacó la voluntad de continuar priorizando el diálogo frente a la confrontación. En este contexto, Pekín aprobó recientemente solicitudes para exportar tierras raras a Estados Unidos, mientras Washington retiró algunas restricciones, como controles a la exportación de chips.
Sin embargo, la tregua llega en medio de tensiones adicionales, pues Washington ha planteado sanciones a China por la importación de petróleo ruso, un tema que se inserta en la compleja relación entre ambos países y la guerra en Ucrania. Por su parte, China defiende su derecho a mantener relaciones comerciales normales y rechaza la presión estadounidense.
Este acuerdo temporal permite respirar a la economía global y mantiene abiertas las puertas a futuras negociaciones entre las dos mayores economías del mundo, en un escenario donde cualquier ruptura podría tener un impacto significativo a nivel mundial.


