


Alejandro Aguilar
El Buen Tono
Córdoba.- A 2 años de su implementación, la Ley de Movilidad de Córdoba se desploma bajo el peso de su propia ineficacia. Los datos oficiales de 2024-2025 revelan una crisis humanitaria: 559 accidentes viales registrados hasta agosto de 2025, con 180 lesionados y 3 muertos, entre ellos un agente de tránsito atropellado tras su turno.
El director de Tránsito, Edgar Castro Meza, confirmó estas cifras en entrevista reciente, señalando una reducción del 10 % respecto al mismo periodo del año anterior, pero sin lograr atajar la emergencia.
Castro Meza, reconoció que, el centro urbano concentra el 62 % de los siniestros, atribuyéndolos principalmente a invasión de carriles, desobediencia a semáforos y conducción en estado de ebriedad. Sin embargo, las estrategias para enfrentarlos resultan insuficientes: apenas 10 agentes por turno vigilan toda la ciudad, una fuerza ridícula para la magnitud del problema. Las acciones se limitan a ubicar agentes en “cruceros de mayor flujo vehicular” y charlas de Cultura Vial en escuelas, según admitió el funcionario.
Y es que la Ley en teoría prioriza al peatón y la seguridad vial, sin embargo, las instituciones demuestran un enfoque reduccionista y obsoleto centrado en gestiones administrativas para vehículos. El vacío regulatorio con las motos, que protagonizan 161 de los accidentes, es apenas una muestra del caos y el riesgo en las calles.
Ante las motos eléctricas, Castro Meza admitió que “todavía no tenemos nada” para regularlas, esperando modificaciones legales, mientras estos vehículos circulan sin control. La ausencia de políticas integrales se hace evidente: no existe adaptación normativa ágil, ni refuerzo sustancial de vigilancia, ni estrategias de movilidad sostenible que alivien un parque vehicular donde el 31.9 por ciento de los hogares posee auto.
La crisis de recursos humanos agrava el panorama. Renuncias de agentes por bajos salarios han mermado una plantilla ya de por sí raquítica. Preguntado sobre el número ideal de elementos, Castro Meza no supo responder, evidenciando falta de planeación. A esto se suma el desafío inminente del regreso a clases, donde promete “priorizar al peatón” cerca de escuelas, aunque sin detallar cómo superará la escasez crónica de personal.
El resultado es un sistema que opera con parches reactivos e ineficaces, sin una visión transformadora.
La infraestructura sigue privilegiando el flujo de coches sobre la protección de vidas, mientras alternativas como la bicicleta, usada sólo por el 6.5 % de familias, no reciben impulso real ni prioritario.


