


En Veracruz, la presidenta Claudia Sheinbaum eligió cerrar su primera gira nacional para rendir cuentas del inicio de su mandato.
Y no fue casualidad: lo hizo en el corazón energético del país, donde Pemex no solo simboliza identidad, sino futuro y aquí también gobierna Rocío Nahle, una mujer que conoce a fondo lo que significa rescatar a Pemex y a la industria petroquímica nacional.
La observación no es menor. Durante décadas, los gobiernos anteriores ignoraron deliberadamente a la petroquímica, redujeron las inversiones y dejaron que el país dependiera de las importaciones.
Veracruz fue testigo del abandono de complejos que alguna vez generaron miles de empleos y que hoy, gracias a la política energética de la Cuarta Transformación, comienzan a revivir.
Ahí es donde la voz de Rocío Nahle cobra peso propio. Como ingeniera química y exsecretaria de Energía, la Gobernadora entiende que sin petroquímica no hay soberanía productiva.
Lo dijo en la entrevista: la rehabilitación del complejo Escolín, en Poza Rica, no es un anuncio más, sino la prueba de que se está corrigiendo el rumbo.
Producir fertilizantes en casa significa abaratar costos para los campesinos y garantizar soberanía alimentaria, un círculo virtuoso que conecta energía, campo y bienestar social.
El contraste político es evidente: mientras en el pasado se entregaban permisos indiscriminados a privados y se apagaban plantas, hoy se inyectan recursos públicos para reactivar lo que se dejó morir. Veracruz, con la conducción de Nahle y el respaldo de Sheinbaum, pasa de ser un territorio del abandono a ser el epicentro del rescate.
No es casual que más de 159 mil productores reciban ya fertilizante gratuito gracias a esta estrategia. Es el rostro más palpable de lo que significa recuperar la petroquímica: menos importaciones, más soberanía y justicia social directa en el campo.
La Gobernadora, lejos de la retórica, ha puesto sobre la mesa un conocimiento técnico y político que conecta con la ciudadanía. El expertiz y conocimiento empleado para la construcción de una obra insignia del expresidente Andres Manuel López Obrador la refinería de Dos Bocas en Paraíso, Tabasco.
Veracruz vuelve a estar en la agenda nacional, no como problema, sino como solución.
Y si antes nadie volteaba a ver la petroquímica, hoy la Presidenta la reconoce en voz de quien sabe del tema y la está encabezando en su propio estado.

