


Alejandro Aguilar
El Buen Tono
Córdoba, Ver.- El testimonio desgarrador de Carlos Romero Antonio, sobreviviente del incendio de un autobús ADO en la autopista Puebla-Veracruz, desnudó la fría e inhumana maquinaria burocrática que enfrentan las víctimas después de la tragedia.
Mientras las llamas consumían el vehículo y sus pertenencias, una odisea de negligencia y desdén institucional apenas comenzaba para ellos, especialmente para su hijo, José Carlos, un paciente oncológico cuya lucha por sobrevivir al cáncer se vio empañada por la desidia corporativa.
La narrativa oficial de ADO se quiebra frente al relato de Carlos. Tras el accidente, la atención inicial en Veracruz fue, según sus palabras, “con humanidad, con lo que nos merecíamos”. Sin embargo, ese trato digno se esfumó al llegar a las instalaciones de la empresa en Xalapa.
“Llegamos esperando que en Jalapa nos recibieran dignamente… y lamentablemente no pasó eso, el personal de allá no tenía ni conocimientos, sin humanismo”. La prioridad de la empresa no fue la integridad física de las víctimas, sino la fría documentación. “Lo primero que me dicen: sus boletos, su número de teléfono, sus credenciales para hacerles válida la atención médica”, relata Carlos, a pesar de haber explicado que todos sus documentos se carbonizaron en el siniestro. La respuesta del personal fue inflexible: “Dijo ella que se tenían que documentar”.
El martirio se agudizó para José Carlos, quien, como paciente oncológico, llevaba un ayuno de 24 horas para un examen crucial. “Tenía que estar a las 2:00 de la tarde… hasta las 4:45 de la tarde seguía el ayuno”. A esto se sumaban sus heridas: fue el último en saltar del vehículo en llamas y “se cae y se entierra los vidrios profundos”.
Ante la negativa de ADO para brindar asistencia, Carlos tomó la desesperada decisión de llevarlo por su cuenta al Centro Estatal de Cancerología, abandonando toda esperanza en la empresa. “Claramente se ve en el video como él [el chofer] va y habla el maletero en lugar de apoyar a las personas, igual en la atención de Xalapa claramente no hubo, el que estaba encargado en ese momento estaba comiendo una crepa”.

