


DE LA REDACCIÓN
EL BUEN TONO
CDMX.- Lo que provoca el estado de ebriedad no es sólo el tipo de bebida, sino la velocidad con la que se consume. El alcohol, al ingresar al cuerpo, pasa del estómago al torrente sanguíneo, llega al cerebro y libera dopamina, generando una sensación de placer. Pero cuando se toma en exceso y demasiado rápido, el cerebro entra en cortocircuito.
Expertos advierten que el cuerpo humano sólo puede procesar una copa y media de alcohol por hora. Superar ese ritmo provoca efectos como pérdida de memoria, dificultad para hablar, vómito, descontrol motriz y alteraciones en el comportamiento. El llamado “binge drinking”, consumo explosivo, ocurre cuando mujeres toman cuatro copas o más en dos horas, y hombres cinco o más.
Este patrón está detrás del 85 % de los accidentes relacionados con el alcohol en el mundo.
Un dato poco conocido es que un shot de tequila, una cerveza y una copa de vino contienen la misma cantidad de alcohol: 17 mililitros. La Organización Mundial de la Salud denomina a esta medida “trago estándar”, porque es lo que el cuerpo puede eliminar por hora.
El problema no es la bebida, sino la acumulación rápida de alcohol en sangre. Además, muchos meseros desconocen que ofrecer agua entre tragos ayuda a evitar la saturación. Campañas como “Water Break” en EE. UU. fomentan pausas para hidratarse en eventos. La clave es beber responsablemente, conociendo cómo funciona tu cuerpo para cuidarte mejor.

