


AGENCIA
Nacional.- El sistema de jubilación en México está a punto de enfrentar uno de sus cambios más controvertidos: El aumento en la edad mínima para retirarse. Bajo el argumento de “garantizar la sostenibilidad” de la Seguridad Social, el gobierno planea imponer nuevas reglas que, en la práctica, obligarán a millones de trabajadores a permanecer más años en el mercado laboral antes de acceder a su pensión.
Hasta ahora, la edad mínima para jubilarse era de 65 años, pero a partir de 2025 se elevará a 66 años y ocho meses para quienes no acumulen al menos 38 años y tres meses de cotización. En otras palabras, quienes hayan tenido trayectorias laborales intermitentes o con bajos salarios -la mayoría en México- deberán trabajar más tiempo para poder retirarse.
Una “recompensa” desigual
Las autoridades justifican la medida como un incentivo a la constancia, ya que aquellos que alcancen los 38 años y tres meses cotizados podrán seguir jubilándose a los 65. Sin embargo, en un país donde la informalidad laboral supera el 50 por ciento (%), esta política termina castigando a quienes han tenido empleos precarios o con periodos sin cotización, que son precisamente quienes más necesitarán apoyo en la vejez.
En el régimen del IMSS, los cambios también reflejan una tendencia preocupante: Mientras que el sistema de 1973 requería 500 semanas cotizadas y una edad mínima de 60 o 65 años, el régimen de 1997 -al que pertenece la mayoría de los trabajadores actuales- exige más semanas y una mayor dependencia del ahorro individual en la Afore, que en muchos casos resulta insuficiente para garantizar un retiro digno.
El ISSSTE tampoco se salva
En el sector público, los trabajadores afiliados al ISSSTE enfrentarán condiciones similares. La edad mínima de retiro aumentará gradualmente hasta alcanzar los 60 años para hombres y 58 para mujeres en 2028, además de requerirse 30 y 28 años de servicio respectivamente. Esta medida busca “homologar” las condiciones con el sector privado, pero lo hace a costa de extender la vida laboral y reducir el acceso oportuno a la pensión.
Más trabajo, menos garantías
El aumento en la edad de jubilación no es un simple ajuste técnico: Representa un retroceso en derechos laborales y un reflejo del desinterés por ofrecer alternativas que fortalezcan el sistema sin perjudicar al trabajador. Mientras la esperanza de vida crece y el costo de vida aumenta, millones de personas deberán seguir trabajando más allá de lo planeado para recibir una pensión que, en muchos casos, apenas cubrirá sus necesidades básicas.
La medida evidencia un modelo que prioriza la estabilidad financiera del sistema sobre el bienestar de las personas que lo sostienen. En lugar de soluciones integrales -como ampliar la base de cotización, combatir la informalidad o mejorar los salarios-, el camino elegido ha sido prolongar la edad de retiro, un golpe directo a la calidad de vida de los trabajadores mexicanos.
Para “garantizar la sostenibilidad de la seguridad social”, para equilibrar el fondo de pensiones ante el aumento de esperanza de vida. ¡O sea jubilar a la gente ya casi para morir y no “mantenerlos” por más años!
¡Ellos ya pagaron mucho dinero durante toda su vida, y su jubilación ya está pagada, no les están pidiendo nada!

