De la redacción
El Buen Tono
Por primera vez en más de veinte años, el Departamento de Guerra de Estados Unidos ha desplegado fuerzas terrestres en Panamá para participar en entrenamientos en la selva, según reportó este lunes la cadena ABC.
Los ejercicios se desarrollan en la base aeronaval Cristóbal Colón y forman parte de un programa de preparación que involucra a soldados e infantes de marina estadounidenses. Aunque de momento se trata de un despliegue limitado, el Pentágono prevé intensificarlo en 2026.
De acuerdo con fuentes del Departamento de Defensa, estos entrenamientos no buscan preparar una operación en Venezuela, sino fortalecer la capacidad de combate y supervivencia de las tropas en entornos selváticos.
El Comando Sur de EE.UU. había informado recientemente sobre maniobras conjuntas entre militares estadounidenses y panameños, centradas en mejorar las destrezas de las tropas ante condiciones extremas de humedad, vegetación y aislamiento.
Este movimiento ocurre en paralelo con un amplio despliegue naval estadounidense en el Caribe y el Pacífico, cerca de las costas de Venezuela y Colombia, como parte de su campaña contra el crimen organizado en la región.
El coronel retirado Steve Ganyard señaló que el renovado interés de Washington en Panamá tiene un sentido estratégico y simbólico: “Las selvas de Centroamérica son un entorno de entrenamiento ideal, pero también es una señal política hacia Maduro”, afirmó a ABC.
Desde su regreso a la Casa Blanca, el presidente Donald Trump ha mostrado una política más activa en América Latina, incluyendo su intención de fortalecer el control sobre el Canal de Panamá para contrarrestar la influencia de China.
En semanas recientes, Trump también reforzó su discurso contra los gobiernos de Venezuela y Colombia, a los que acusa de permitir redes de tráfico ilícito, mientras firmaba nuevos acuerdos con el presidente panameño José Raúl Mulino que amplían la cooperación militar bilateral.
No obstante, algunos sectores en Panamá han cuestionado estos convenios, considerándolos una amenaza a la soberanía nacional y al Tratado de Neutralidad del Canal, acusaciones que el gobierno de Mulino ha rechazado categóricamente.


