AGENCIA
Nacional.- La industria automotriz mexicana se encuentra en cuenta regresiva. Todo apunta a que, durante la primera semana de diciembre, la Cámara de Diputados aprobará la medida propuesta por la Secretaría de Economía, encabezada por Marcelo Ebrard, que impondrá aranceles de hasta 50 por ciento (%) a los vehículos importados desde países sin tratado comercial con México, como China, India, Tailandia e Indonesia.
La medida, presentada como una estrategia para proteger la producción nacional, ha generado preocupación entre fabricantes, importadores y distribuidores, quienes la interpretan como una reacción tardía frente a la creciente presencia de vehículos asiáticos de bajo costo.
Guillermo Rosales, presidente de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), confirmó que la discusión legislativa se mantiene en curso y que la votación se prevé para inicios de diciembre. “Tal y como lo marca la iniciativa, entrará en vigor 30 días después de su publicación en el Diario Oficial de la Federación”, detalló. Si el proceso avanza sin contratiempos, los aranceles comenzarían a aplicarse a principios de 2026.
Impacto en el mercado y estrategias empresariales
El anuncio ya ha provocado ajustes en las estrategias de las armadoras. Varias marcas revisan la procedencia de sus modelos y analizan qué proyectos deberán posponer.
“Hoy tenemos un plan internacional con países como India, Turquía o Marruecos como posibles fuentes de vehículos. Pero si mañana entran los aranceles como se comenta, habrá proyectos que ya no hagan sentido”, advirtió Jesús Gallo, CEO de Renault México.
Aunque Renault cuenta con cupos de importación que le permiten traer unidades con arancel reducido, el directivo reconoció que se trata de una solución temporal. La compañía planea reorientar su producción hacia países con los que México mantiene tratados, como Brasil, Argentina, Colombia y Europa. “Esa parte del negocio la tenemos segura”, señaló, aunque admitió que redefinir el portafolio de modelos será un reto, sobre todo ante la posibilidad de impuestos de hasta 50%.
“Un arancel del 20% podría absorberse, pero uno del 50% rompe cualquier ecuación económica. La industria no tiene esos márgenes”, añadió Gallo.
Una frontera económica en construcción
El incremento arancelario reconfigurará los flujos de importación y el mapa de la competitividad. En un sector donde cada punto porcentual influye en la rentabilidad, las decisiones sobre fabricar, ensamblar o importar se vuelven cruciales.
Desde la Secretaría de Economía, el argumento oficial es claro: “proteger la industria nacional y frenar la avalancha de vehículos chinos”. Sin embargo, analistas del sector sostienen que México llega tarde a este debate. Durante años, el país apostó por la apertura comercial y la confianza en el libre mercado, mientras la industria asiática avanzaba con modelos eléctricos e híbridos de bajo costo que hoy dominan varios segmentos.
Entre la protección y la paradoja
La medida beneficiará indirectamente a los países con acuerdos vigentes, como Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y Sudamérica, reforzando el modelo de nearshoring. No obstante, también reducirá la diversidad de opciones en el mercado interno y podría afectar a los consumidores de autos de entrada.
La paradoja es evidente: México exporta más vehículos que nunca, pero al mismo tiempo empieza a cerrarse a recibirlos desde ciertos orígenes. La industria local enfrenta ahora el reto de equilibrar competitividad, soberanía productiva y acceso al mercado global en un entorno de tensiones comerciales crecientes.
¿Y las refacciones chinas cuánto van a costar? La gente va a terminar pagando su coche chino al doble.
Ya hacía falta proteger nuestra industria automotriz. No se porqué, hay la leve sospecha de que están siguiendo indicaciones puntuales de un tal Rubio. Pero solo es una sospecha.


