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Esta es la historia de la famosa cobija del tigre que calentó a México

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De la redacción
El Buen Tono

En muchos hogares mexicanos de los años 70 y 80, había una pieza que no podía faltar: la clásica cobija San Marcos. Desde doblada al pie de la cama hasta extendida sobre el sillón, estos cobertores eran gruesos, pesados y contaban con estampados icónicos de tigres, leones, águilas y gorilas que parecían cobrar vida entre flores y colores llamativos.

Su historia comienza en Aguascalientes, donde Jesús Rivera Franco, originario de Teocaltiche, Jalisco, decidió llevar su pasión por la industria textil un paso más allá. Tras aprender a hacer sarapes desde niño y participar en el negocio familiar de bufandas y mantas, un viaje a España lo inspiró a experimentar con fibras sintéticas. Así nació el Grupo Textil San Marcos en la década de los 70, con el objetivo de ofrecer cobertores duraderos y económicos que conquistaran a los mexicanos.

El éxito fue inmediato. Por apenas 45 o 50 pesos en los 80, una cobija San Marcos matrimonial ofrecía calor, peso, durabilidad y colores vibrantes que resistían el paso del tiempo y múltiples lavadas. Su textura y grosor las hicieron inconfundibles, y muchas familias las conservan hoy como recuerdos de hogar, invierno y tradición.

Aunque la producción oficial cesó en 2004 tras la venta de la compañía a Cydsa y el auge de materiales más ligeros, los cobertores San Marcos siguen presentes en muchas casas y hasta se volvieron coleccionables. Su fama incluso cruzó fronteras, llegando a los hogares de mexicanos en Estados Unidos, donde eran vendidos en California durante los años 80 como un pedazo del país que habían dejado atrás.

Más que una manta, los cobertores San Marcos se convirtieron en un símbolo de familia, calidez y nostalgia, recordando a quienes los tuvieron los inviernos que marcaron toda una generación.

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