De la Redacción
El Buen Tono
ORIZABA.- Lo que comenzó como una simple “remodelación urbana” exhibe con mayor claridad el uso discrecional de recursos públicos para favorecer intereses privados. En la calle Norte 1, esquina con Poniente 4, el Ayuntamiento de Orizaba ya no sólo colocó el piso, ahora avanza en la instalación de una estructura metálica que funcionará como techo para la entrada del hotel propiedad de Laura González, amante del alcalde Juan Manuel Diez Francos.
Las imágenes muestran la colocación del armazón que cubrirá el acceso principal, una obra que, lejos de responder a un proyecto integral de movilidad o mejora urbana, parece diseñada exclusivamente para dar comodidad y plusvalía a un negocio particular.
El nuevo techado no sólo indigna por el evidente favoritismo, sino porque además obstruirá la vista directa hacia la Casa Consistorial y el majestuoso Palacio de Hierro, dos emblemáticos lugares del Centro Histórico. La intervención ha incitado cuestionamientos directos hacia el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), cuya función es precisamente proteger el patrimonio urbano y visual.
Ciudadanos señalaron que esta obra se realiza bajo la complacencia del INAH o, peor aún, con una permisividad que despierta sospechas sobre posibles acuerdos irregulares, sobre todo si la autorización fue producto de criterios técnicos o de intereses económicos.
En tanto, el dinero público fluye para este punto específico: primero el retiro del piso, su reposición, adecuaciones “libres de obstáculos” y construcción de un techo que beneficia a un proyecto privado ligado al entorno personal del alcalde. Mientras colonias como Palmeras y El Espinal esperan pavimentación, banquetas dignas y alumbrado funcional. La obra se convierte en símbolo de un modelo de gobierno donde el poder decide qué calles merecen lujo y cuáles no; donde el patrimonio histórico se subordina al confort de unos cuantos y donde la función pública se confunde con el interés íntimo.


