Nayeli Ríos
El Buen Tono
FORTÍN, VER.- La carretera federal Córdoba-Orizaba, a la altura de la Barranca de San Miguel, continúa siendo una trampa para automovilistas ante el abandono absoluto por parte de las autoridades estatales y federales durante el sexenio de Cuitláhuac García Jiménez.
Durante su mandato, el exgobernador nunca destinó recursos para la rehabilitación de esta importante vía de comunicación, permitiendo que los baches —algunos del tamaño de una llanta— se multiplicaran y afectaran gravemente a quienes transitan diariamente por la zona. Pese a los múltiples reportes ciudadanos, el entonces mandatario ignoró la problemática y optó por desentenderse.
Sin embargo, el mayor agravio provino del exdelegado federal de los Programas para el Bienestar, Manuel Huerta Ladrón de Guevara —hoy senador por Veracruz—, quien, según denuncias internas, desvió los recursos que la Federación había etiquetado para la rehabilitación de esta vialidad. Dicho dinero habría sido utilizado para su promoción política, mientras la carpeta asfáltica se deshacía a pedazos.
A esta red de corrupción se sumaron el exdiputado local y expresidente de la Junta de Coordinación Política, Juan Javier Gómez Cazarín, así como el actual alcalde de Fortín, Gerardo Rosales Victoria. Ambos se limitaron a simular acciones y se prestaron al saqueo del dinero público. El edil fortinense, lejos de exigir soluciones o gestionar apoyo, se hizo el desentendido y también se benefició de los recursos, sin aplicar un solo peso en mejorar la carretera.
