De la Redacción
el buen tono
CÓRDOBA.- Una habitante de la Colonia México, expresó haber sido víctima de malos tratos por parte de la encargada de la Procuraduría Municipal de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes del DIF de Córdoba, Aida Izamar Martínez Contreras, en una cita en la que prácticamente le “arrebató” a su nieta para entregársela a la madre, quien tiene problemas de drogadicción, pese a que existía un acuerdo de cuidados temporales y consta en la Carpeta de Investigación: CRD/DXIV/FEMU)/F4/982/2021 y en el número de oficio: 7429/2021.
La afectada, Alejandra Rodríguez Abascal, de 48 años, denunció ante este medio la prepotencia con la que Martínez Contreras se dirigió ante ella, el pasado 1 de abril, en el DIF, tras encerrarse con la madre y el padrastro de la menor de tres años.
“El viernes fui citada con la Procuradora de la defensa del menor y prepotente ordenó me hicieran evaluación psicológica y una visita a mi domicilio para que bajo el argumento de que no era apta para cuidar a mi nieta y que en mi casa tengo un pozo de agua, hay un riesgo para ella y porque la niña está gordita, según no puedo tenerla bajo mi cuidado, ordenándome que se la entregara a su mamá, aunque ella tiene serios problemas con drogas y vive en unión libre con un señor que no es el papá de la menor”, explicó.
Ante la respuesta de la abuela, quien mencionó que no estaba de acuerdo con tal decisión, la procuradora le gritó ordenando que se callara y acto seguido la amenazó con llamar a la policía para acusarla de secuestro y sustracción de menores: “entrega a la niña o te vas a la cárcel”, vociferó Martínez Contreras, quien ha sido señalada de incompetente por no saber hacer bien su trabajo.
La afectada asegura que a la madre de la menor no le han realizado la respectiva prueba antidoping, por lo que se siente atada de manos para recuperar a su nieta, quien se encuentra en un peligro latente al lado de una persona incapaz de hacerse cargo, por lo que teme que algo malo vaya a ocurrirle y lamenta que las autoridades estén en contubernio con padres irresponsables, cuando se supone, deben velar por la integridad física de los menores.
