Córdoba.- El pasado jueves después del mediodía las distintas oficinas que dependen de la Subprocuraduría Regional de Justicia, Zona Centro, estuvieron desiertas.
Agentes del Ministerio Público, policías ministeriales, encargados de servicios periciales y de otras áreas de la Subprocuraduría desaparecieron de
sus oficinas.
La razón fue una celebración, mejor dicho, una comelitona sorpresa organizada por los subalternos del festejado: el subprocurador Alejandro Dávila Vera, a quien le festejaron su cumpleaños.
De paso, también agasajaron a una de sus más eficientes colaboradoras, la varias veces cuestionada Isabel Hernández Cruz.
La fiesta se efectuó en el exclusivo salón de eventos Finca Herrera, —donde sólo los potentados pueden pagar el elevado alquiler—.
El Buen Tono tuvo conocimiento de la fiesta sorpresa, ya que se financió con una rigurosa “cooperación” por parte de todos los agentes Ministeriales, jefes de grupo de la Policía Ministerial y de la mayoría del personal.
Además se les “sugirió” a los altos mandos que llevaran “un regalito” para “el jefe”, por lo que varios elementos se quejaron de forma anónima.
“Además le gusta lo bueno, como cuando fue oficial mayor de la Procuraduría en tiempos de Pericles Namorado, donde le obsequiaron una camioneta Blazer”, dijo un agente, molesto por el abuso de sus superiores. Mientras los funcionarios públicos se divertían, la zona centro se quedó sin vigilancia de la Policía Ministerial, sin agentes del Ministerio Público, sin secretarios, sin asistentes, sin nadie, porque había que quedar bien con “el jefe”, que para eso lo es.
¿La procuración de justicia? Esa puede esperar.
No todos los días se cumplen años.
Enzzo Omar Sosa
El Buen Tono
