


DE LA REDACCIÓN
EL BUEN TONO
ORIZABA.- El despido de 40 trabajadores de Casavegas destapa un conflicto que se murmuraba en pasillos: abusos laborales y prepotencia de Laura González Valerio; amante del alcalde de Orizaba, Juan Manuel Diez, es señalada de tomar decisiones arbitrarias bajo el cargo de “ccoordinadora de la ASI” (Asuntos de Suma Importancia).
Los afectados fueron enlistados y llamados directamente para recibir la orden de separación, bajo amenazas y con el aval de directores de área y del sindicato. “Se nos dijo que dejáramos de andar de mitoteros, que nos consideráramos despedidos a fin de mes”, narró uno de los ex empleados.
Trascendió que hay otro recorte en puerta, contra quienes se inconformaron ante el sindicato y regidores.
Desde Recursos Humanos se recibió la lista con los nombres que “serán dados de baja”, por instrucciones de González Valerio, aseguran fuentes internas.
En cada departamento, acusan, despide a la mitad del personal mientras retienen las prestaciones, sin que el alcalde haya dado la cara. “Hace lo que ella quiere, tiene problemas. Cuando la fueron a buscar al Poliforum se escondió y mandó patrullas para correr a quienes pudieron ser escuchados”.
Nepotismo
disfrazado
González Valerio es descrita como déspota y de decisiones erráticas. Aunque oficialmente coordina la ASI, empleados rebautizaron esa oficina con ironía como “Asuntos Sin Importancia”.
Su relación sentimental con Diez Francos ha detonado fuertes críticas. Entre pasillos, la apodan “La 11, porque está encima de 10, antes le decían la 99.9”, en referencia a casi “Diez”. La percepción es que su poder proviene de su relación personal y no méritos profesionales.
La indignación creció en el Palacio municipal. En redes sociales, ciudadanos respaldan las denuncias. “Es una tristeza que esa señora no tenga humildad; es prepotente y humilla a las personas. Se le olvidan sus raíces en el negocio familiar de birria en Casavegas”, escribió una usuaria.
Otros señalaron que su influencia trasciende el ámbito laboral: “Mangonea todo comercio, mercados, y nadie puede decirle que no”. El enojo social también alcanzó a Juan Manuel Diez. “Lo que vino a hacer aquí es robar como hicieron sus antepasados. A este señor no le importan los orizabeños, sólo les da atole con el dedo mientras llena sus bolsillos”, reprochó un ciudadano.
El conflicto exhibe el contraste entre la narrativa de modernidad y la realidad de los orizabeños. “No todo lo que brilla es oro. Hay turismo, sí, pero la oferta laboral está mal pagada, sin prestaciones de ley, cada quien ve lo que quiere ver”, se lee en otra publicación.
La crisis laboral reflejó lo que muchos califican como la normalización del nepotismo y simulación en el ayuntamiento, donde se prioriza la fachada turística del “Pueblo Mágico” mientras al interior persisten prácticas de autoritarismo que golpean la dignidad de los empleados.

