Efraín Hernández
El Buen Tono
Fortín.- El gobierno municipal permitió que la carretera Fortín-Huatusco se convirtiera en un punto de alto riesgo. A metros de la terminal de autobuses, un hombre discapacitado pide dinero a los automovilistas, aunque con ello exponga su vida, sin que ninguna autoridad lo retire del lugar.
El vulnerable permanece sentado sobre la vialidad, otra persona lo coloca ahí, mientras una silla de plástico funciona como un improvisado cono para alertar a los automovilistas de su presencia.
Esta escena ocurre todos los días bajo la permisividad del presidente municipal, Gerardo Rosales Victoria.
La práctica se normalizó, por lo que dejan a personas en estado vulnerable en zonas de circulación rápida para pedir dinero, aun cuando esto pone en peligro su vida y la de quienes transitan por la zona.
En este caso, el hombre usa su teléfono celular, lo que demuestra que no está en situación de emergencia, pero sí en un punto donde jamás debería ubicarse por el nivel de riesgo.
El escenario es injusto para los conductores, si alguno llegara a atropellarlo, incluso por un movimiento involuntario, podría terminar enfrentando problemas legales, pese a que la persona no debe estar en plena carretera, distraída con el celular y sin ningún tipo de resguardo.
Todo esto sucede por la omisión, que también es corrupción del ayuntamiento, que ha dejado que la vialidad se convierta en un sitio sin control.
A esta falta de autoridad se suma la ausencia del DIF Municipal, dirigido por Trinidad Puentes Esquivel, organismo que debería intervenir ante la presencia de personas vulnerables expuestas al peligro.
Lejos de actuar, permanece al margen, permitiendo que se normalice que estas personas sean colocadas en puntos donde pueden ser arrolladas en cualquier momento o crear un accidente.
El abandono gubernamental transformó el tramo carretero en un espacio de riesgo permanente.
Ni el alcalde ni el DIF municipal han hecho algo para impedir que individuos en situación vulnerable se coloquen en zonas donde podrían provocar un accidente grave y exponer a los automovilistas a consecuencias legales evitables.
Mientras tanto, Fortín continúa atrapado en una dinámica de desorden y omisión institucional que amenaza la seguridad de todos.


