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Bares de lujo de Dubái ofrecen hielo de icebergs de Groenlandia en sus bebidas

Superiberia

AGENCIA

Internacional.- La empresa Arctic Ice ha desatado una polémica al recoger hielo desprendido de icebergs milenarios en el océano y exportarlo a Dubái, donde se utiliza en bebidas de bares y hoteles de lujo, así como en la decoración, generando preocupaciones sobre su impacto ambiental y ético.

Según la glacióloga Heidi Sevestre del Programa Internacional de Monitoreo del Ártico, esta práctica plantea preocupaciones significativas, especialmente en un contexto de cambio climático y esfuerzos globales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Aunque el hielo ártico es una fuente tradicional de agua pura para las comunidades locales, su exportación a Dubái plantea serias dudas sobre la necesidad y la sostenibilidad ambiental de esta actividad.

Sevestre señala que el impacto ambiental no proviene solo del transporte del hielo, sino también de la creación de una demanda de consumo “absolutamente prescindible”. Además, las emisiones de carbono asociadas con esta actividad contradicen los esfuerzos globales para reducir la huella de carbono.

La iniciativa de Arctic Ice ha provocado indignación en las redes sociales, donde muchos usuarios la han calificado como la “peor idea del siglo” y han denunciado el proyecto como “repugnante”. Incluso, el cofundador de la empresa, Malik V Rasmussen, ha reportado amenazas de muerte por parte de usuarios radicales.

Arctic Ice defiende su operación argumentando que utiliza barcos que de otro modo volverían vacíos a Dubái y que invierte en el almacenamiento de carbono para compensar el impacto de sus exportaciones. Sin embargo, críticos como Sevestre insisten en que el verdadero problema radica en la producción y consumo de combustibles fósiles, que representan la mayor amenaza para los glaciares polares.

En un contexto donde los casquetes polares de Groenlandia pierden enormes cantidades de hielo debido a la actividad humana, la exportación de hielo ártico para fines de lujo en Dubái plantea serias preguntas sobre la ética y la responsabilidad ambiental de dicha actividad.

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