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Björn Andrésen, el rostro que definió la belleza del anime, muere a los 70 años

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De la redacción
El Buen Tono

El mundo del cine y del anime despide a Björn Andrésen, el actor sueco que a los 16 años dio vida a Tadzio en “Muerte en Venecia” (1971) y que se convirtió en un referente estético para la animación japonesa desde los años 70. Andrésen murió a los 70 años, según confirmaron Kristian Petri y Kristina Lindström, codirectores del documental “El niño más hermoso del mundo” (2021), aunque no se reveló la causa de su fallecimiento.

Nacido en Estocolmo en 1955, Björn enfrentó tragedias desde muy joven: perdió a su padre en un accidente y a su madre por suicidio antes de cumplir 10 años. Su abuela lo introdujo al modelaje gracias a sus rasgos andróginos y su belleza angelical, características que más tarde definirían un canon visual en el anime. Su papel en “Muerte en Venecia” lo catapultó a la fama mundial, pero también marcó el inicio de un camino lleno de dificultades. “Arruinó muchas cosas en mi vida y en mi carrera”, declaró Andrésen a Variety en 2021.

Después del éxito cinematográfico, Andrésen viajó a Japón, donde su rostro cautivó a una generación de mangakas y animadores. Su estética inspiró a personajes como Oscar François de “La rosa de Versalles” y Ash Lynx de “Banana Fish”, consolidando su influencia como uno de los pilares visuales del anime moderno. Su imagen combinaba inocencia y melancolía, elementos que resonaron profundamente en la cultura otaku mucho antes del auge global de la animación japonesa.

Aunque su carrera en cine fue irregular, participó en más de 30 producciones, incluyendo “Midsommar” (2019) de Ari Aster, donde interpretó a un anciano dentro de una comunidad pagana sueca, un papel que reflejaba el lado oscuro y complejo de su trayectoria.

El documental “El niño más hermoso del mundo” expuso el costo personal de su fama temprana, mostrando cómo la industria lo explotó y sexualizó siendo menor de edad. Björn relató con franqueza: “Cuando me pidieron quitarme la camiseta, no me sentí cómodo. Ahora veo cómo ese hijo de puta me sexualizó”.

Björn Andrésen deja un legado imborrable: un símbolo de belleza, vulnerabilidad y arte que trascendió fronteras, inspirando tanto al cine como al anime, y recordando al mundo que la fama puede ser tan gloriosa como dolorosa.

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