
Redacción
Ciudad Mendoza.- Óscar Romero Aquino como candidato de Morena a la alcaldía de Camerino Z. Mendoza ha encendido la polémica, no sólo por su pasado como priista y presidente del DIF municipal, sino por su fuerte vínculo familiar con figuras señaladas por actos de corrupción. Su hermana, Dulce María Romero Aquino, exalcaldesa del municipio, enfrentó acusaciones de despidos injustificados, desvío de recursos públicos y presunto uso político del ayuntamiento para beneficiar a su círculo cercano.
Lejos de representar una renovación, la candidatura de Romero Aquino ha sido percibida como una contradicción a los principios de transformación que Morena dice enarbolar. Sectores ciudadanos y críticos del partido señalan que este tipo de decisiones reflejan el pragmatismo electoral por encima de la ética y la coherencia ideológica, y reviven viejas prácticas de nepotismo y reciclaje de cuadros políticos con antecedentes cuestionables.
Este panorama exhibe una red de intereses familiares y políticos que se reciclan de partido en partido. Mientras miles de militantes se decepcionan y abandonan estructuras tradicionales, personajes como Romero Aquino resurgen en nuevas plataformas, sin rendir cuentas por su historial ni ofrecer propuestas claras para el futuro de sus municipios.
Con estos antecedentes, la ciudadanía de Camerino Z. Mendoza enfrenta un reto serio: decidir si continuará avalando a figuras ligadas a viejas prácticas o exigirá una verdadera transformación política, no solo de nombre, sino de fondo.
