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Científicos se preparan para estudiar el cometa interestelar 3I/ATLAS

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De la redacción
El Buen Tono

El próximo 19 de diciembre, la Tierra recibirá la visita de un extraño viajero del espacio: el cometa 3I/ATLAS. Este cuerpo celeste, descubierto hace cinco meses en Chile por la red de telescopios ATLAS, es solo el tercer visitante interestelar registrado en nuestra historia, después de ‘Oumuamua’ en 2017 y el cometa Borisov en 2019. A 270 millones de kilómetros de distancia, su paso ofrecerá a los astrónomos una oportunidad invaluable para estudiar la composición de objetos que provienen de otros sistemas solares.

César González, del Planetario de Madrid, señala que 3I/ATLAS presenta diferencias sorprendentes respecto a otros cometas: “Se ha detectado un mayor volumen de gases, principalmente dióxido de carbono, y más níquel ionizado, un material que no se había observado en otros cometas”. Por su parte, Julia de León, del Instituto de Astrofísica de Canarias, explica que su inusual coma podría deberse a la combinación de metales y hielo de agua, con proporciones de dióxido y monóxido de carbono distintas a las vistas en cometas locales.

El cometa ha generado especulaciones en redes sociales sobre vida extraterrestre o tecnología alienígena, pero la NASA ha descartado estas teorías tras revisar imágenes y datos de sus sondas. “Estas ideas distraen del verdadero interés científico del cometa”, subraya de León.

Además de su composición única, 3I/ATLAS mostró erupciones de gas y polvo durante su perihelio en octubre. Josep María Trigo, del CSIC, explica que se trata de un objeto de transición entre cometa y asteroide, extremadamente prístino, con características similares a los cuerpos transneptunianos. Detectaron también concentraciones de metanol y cianuro de hidrógeno, lo que sugiere la presencia de materia orgánica que, bajo condiciones adecuadas, podría generar precursores de vida.

Para los interesados en observarlo, la NASA indica que el cometa será visible en la madrugada del 19 de diciembre, al Este-Noreste, justo debajo de la estrella Regulus, en la constelación de Leo. Se recomienda utilizar telescopios con abertura mínima de 30 centímetros o binoculares de 50 mm, preferentemente desde zonas rurales con poca contaminación lumínica. El cometa permanecerá observable hasta la primavera boreal de 2026, cuando se acerque a la órbita de Júpiter.

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