AGENCIA
Tlapacoyan, Ver.- El desplome de un tramo de la carretera Tlapacoyan-Plan de Arroyos dejó al descubierto el pésimo trabajo realizado en una obra que, lejos de resolver un socavón histórico, terminó agravando el riesgo para los habitantes de la región. La mañana de este jueves, un tractocamión tipo góndola volcó a la altura de La Lagunilla cuando el pavimento -visiblemente debilitado- cedió bajo su peso, fracturando medio carril y derrumbando parte del concreto hidráulico que se suponía debía reforzar la zona.
Aunque no hubo lesionados, la escena reveló una falla estructural grave que obligó al cierre parcial de la vía, permitiendo únicamente el paso de vehículos pequeños mientras se evalúa la magnitud del daño. Vecinos señalaron que desde hace semanas se observaban hundimientos y erosión en el muro de contención y los aluviones que sostenían el puente, alertas que fueron ignoradas pese a que advertían que la base continuaba cediendo lentamente.
Lo ocurrido hoy confirma que la supuesta “obra magna” realizada durante la administración de Cuitláhuac García Jiménez no fue la solución definitiva que se prometió. Por el contrario, el colapso expuso la insuficiencia de los trabajos y la falta de supervisión de calidad en una zona donde el socavón llevaba años amenazando la movilidad de varias comunidades.
El hueco que quedó al descubierto permite ver claramente el cauce de una cañada que siguió socavando la parte inferior de la carretera sin que la estructura fuera capaz de resistir. Autoridades de Tránsito y Policía Municipal abanderaron la zona ante el riesgo de un colapso mayor, mientras habitantes cuestionan por qué una obra reciente presenta fallas tan graves.
Este incidente revive el debate sobre el estado de las carreteras estatales, donde intervenciones apresuradas, materiales deficientes y falta de mantenimiento han puesto en riesgo a miles de personas que dependen de estos accesos para su vida diaria. El deterioro acelerado de este tramo evidencia que la obra ejecutada fue, en el mejor de los casos, insuficiente; y en el peor, un gasto millonario mal aplicado que no resolvió de fondo el problema estructural.
Para las comunidades de la zona, la situación es crítica: Dependen de este único acceso, y otro derrumbe podría dejarlas completamente incomunicadas. El colapso de hoy no solo es un accidente, es un recordatorio del costo de las obras mal hechas y de la urgencia de replantear la calidad y supervisión de la infraestructura carretera en Veracruz.


