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Compartir es el punto

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Hace algunos días inició en Xalapa, a iniciativa de personas benévolas que son a la vez usuarios de las redes sociales la campaña “¿Tienes frio?, toma uno. ¿Quieres ayudar?, pon uno”.

 

Es la apertura de improvisados depósitos de ropa de invierno en la vía pública para que pueda tomarla cualquier persona que la necesite. 

 

Lo puede hacer sin registro, sin interrogatorio, sin militar en algún partido ni simpatizar con algún personaje. Bueno, eso hasta el momento en el que el proyecto no ha sido invadido ni contaminado por los sucesos electorales.

 

La autora fue la asociación civil “Estamos Avanzando Xalapa”, pero esta campaña ya está siendo reproducida  en varias partes del país gracias a las redes sociales. La convocatoria para alentar a las personas a donar sus prendas —en buen estado, claro, no las que están ya inservibles—, dice: ¿Tienes en tu closet ese suéter que te hace recordar siempre: ‘ya tengo que sacar ropa?’ ¡Te queremos ayudar! En la pared de #CasaEA hay un clavito esperándolo. Así cualquier persona podrá tomarlo en caso de sentir frío. Y si no es así, sabes que siempre nos quedará compartir ese mensaje”.

 

Ese “clavito” —el armario público  improvisado— se ubica en el número 78 de la avenida Manuel Ávila Camacho, en la capital del estado, con buena respuesta de la gente. 

 

En Córdoba ya lanzaron una iniciativa similar y el “clavito” se ubica en las afueras de un hotel sobre el bulevar Fundadores, antes  Avenida 1, donde se pueden compartir las prendas de invierno. 

 

Loable labor en tiempos de frío, sin duda, aunque debieron colocar el depósito de ropa en alguna zona más popular  —el parque 21 de Mayo, la central camionera o la avenida 11, por ejemplo—, para que esté al alcance de los que sí tienen frio. ¿No creen?.

 

Cabe mencionar que esta iniciativa de los veracruzanos recuerda aquella que inició hace dos años en Alemania, concretamente en Berlín, donde la organización ecologista “Salvemos los alimentos” lanzó la campaña “Comida Compartida”, que consistió en la instalación de refrigeradores en la vía pública para tener alimentos preparados con “barra libre”, es decir cualquiera puede aportar comida y cualquiera puede tomarla. Los alimentos están por lo regular en recipientes desechables y no es un servicio para indigentes, sino para todas las personas.

 

El objetivo no es meramente la caridad, aunque éste va implícito, sino la intención en general es luchar contra el desperdicio de alimentos. 

Entonces, un indigente puede tomar la comida pero también lo puede hacer cualquier otra persona que tenga retraso en sus labores y no pueda cocinar a tiempo, o algún empleado que necesite comer en la calle y ahorrarse algunos pesos —bueno, marcos alemanes—, o algún viajante que se vea sorprendido por el hambre, también puede tomar alimentos de esos refrigeradores.

 

¿Quiénes depositan los alimentos preparados? Desde restaurantes y supermercados hasta particulares que cocinaron demasiado y no quieren tirar el excedente. 

 

La comida ofrecida no son restos, ni sobras, son alimentos en buen estado que antes de ponerla en los refrigeradores es supervisada por alguna persona de la asociación. Los refrigeradores están instalados en banquetas, en recibidores de algunos edificios o al lado de tiendas y son llenados tres veces por día con todo tipo de alimentos, desde  “entradas” —sopas, ensaladas— hasta “platos fuertes” y postres, incluida fruta.

 

La consigna es combatir el desperdicio de comida que en Alemania se estima oscila en 22 millones de toneladas al año. 

 

La agrupación responsable de la campaña informó recientemente del éxito de la misma, pues ya tiene más de 22 puntos en Berlín con refrigeradores instalados, así como en otras ciudades del interior de Alemania, además de que ya está en vías de replicarla en Suiza y España. 

 

Próximamente, también se establecerán “pequeñas cabañas” con ropa, juguetes y libros que será la segunda fase del proyecto, compartir el vestido, la diversión y la lectura.

 

De este modo, la palabra clave en ambas iniciativas, la alemana y la veracruzana, es compartir. Ese verbo tan olvidado por muchos y que es tan necesario en estos tiempos tan azarosos donde la acumulación y el consumismo llenan clósets y refrigeradores de unos cuantos, mientras que los otros millones de armarios y despensas están vacíos. Compartir, pues, es el punto.

 

LOS DESPLEGADOS DEL MIEDO

 

Ayer martes fueron publicados en algunos periódicos de circulación nacional sendos desplegados de supuestos militantes perredistas que piden a su líder nacional, Agustín Basave Benítez no avalar la alianza del Partido de la Revolución Democrática (PRD) con Acción Nacional para los comicios que en el 2016 renovarán en Veracruz la gubernatura y el Congreso local. En el texto acusan que el Sol Azteca tampoco deberá permitir unirse a un partido de derecha.

 

Empero, el asunto no son los argumentos en contra de la coalición partidista, sino el trasfondo. El objetivo es tratar de abortar la inminente postulación del diputado federal Miguel Ángel Yunes Linares, a quien el tricolor y el Gobierno estatal tienen un pavor especial, pues ha prometido encarcelar a los saqueadores del erario público. 

 

Es una maniobra para tratar de reventar una coalición que ya va avanzada, incluso el viernes pasado estuvo en Xalapa, el ex presidente nacional del PRD, Guadalupe Acosta Naranjo quien anunció que era inminente dicha alianza.

 

Para impedirlo se recurre a todo. Lo que se sabe es que las publicaciones en los diarios nacionales fueron costeadas desde Palacio de Gobierno en Xalapa. Los operadores que convencieron a algunos de los perredistas firmantes fueron el líder estatal del tricolor, Alberto Silva Ramos y el diputado por Acayucan, Erick Lagos Hernández, pero son tan burdos, que si bien lograron convencer a varios militantes —con sobornos económicos, obvio—, el resto de nombres es hechizo y con firmas falseadas.

 

Así, por ejemplo, la ex diputada cordobesa Juana María Toriz Javier, cuyo nombre aparece en el listado nunca signó el documento, ni fue consultada al respecto. Su nombre lo usaron sin su autorización al igual que lo hicieron con el de la ex alcaldesa de Ciudad Mendoza, Dulce María Romero Aquino. 

 

Hay otros militantes que también han dicho que no firmaron el documento y están por enviar cartas aclaratorias a los medios que los difundieron.

 

Al interior del Sol Azteca fue el ex diputado local, Freddy Ayala González, muy cercano a Erick Lagos, quien operó la inclusión de nombres falsos —otros mencionan también al cordobés, Daniel Nava Trujillo— pues el texto se elaboró en las oficinas de Palacio de Gobierno. 

 

Ayer mismo, el dirigente estatal del PRD, Rogelio Franco aseguró que el 70 por ciento de los nombres que aparecen en el desplegado son personas que ya no militan en el partido e identificó directamente a Ayala González como el responsable del engaño.

 

Aunque el líder perredista trató de exculpar a los alcaldes de Tenochtitlán y Acultzingo, Abraham Landa Candanedo y Salomón Cid Villa, respectivamente, quienes dicen desconocer el documento, las versiones paralelas afirman que recibieron “cañonazos” de dinero por parte del dirigente priista Silva Ramos para que sus nombres estuvieran en la publicación. Por lo pronto, ediles que aparecen en el desplegado —también está el de San Andrés Tenejapa, Raymundo Nemictlé, y el de Tlacolulan, Raúl Velasco— se escondieron de la prensa para no responder preguntas.

 

Según una nota informativa de la periodista Isabel Zamudio, corresponsal del diario Milenio, se intentó localizar a los cuatro alcaldes amarillos y todos apagaron sus teléfonos celulares y en los números de las alcaldías dieron mil excusas, algunas ridículas, para negarlos. El más cómico fue Raymundo Nemictlé de San Andrés Tenejapa, pues su asistente dijo entre risas a la reportera que su patrón no podría responder el teléfono porque estaba “en el baño echándose unos pescados”.

 

En fin, dentro de todo este engranaje —desplegado, firmas falsas, reparto de dinero— lo que se deduce es un miedo atroz que tienen en el tricolor y en el Gobierno estatal para que prospere esa alianza opositora, la cual podría ser el instrumento para una alternancia política en Veracruz. Es decir, para lograr que por vez primera en la historia estatal el PRI sea derrotado masivamente al grado de que el fraude electoral que se prepara no alcance para retener el poder en la entidad como sucedió en el 2004 y el 2010.

 

LAS SOPAS DE SALIVA

 

Mientras tanto, en el PRI, los senadores priistas de apellido Yunes, José y Héctor, siguen con sus faramallas. Se reúnen un día sí y el otro también, para canturrear que están más unidos que nunca, que tienen una alianza indestructible y que ya se repartieron entre los dos la candidatura del Revolucionario Institucional para los comicios del 2016 y el 2018. Se hacen llamar las únicas “sopas” que tiene su partido, presumen encabezar  las encuestas de popularidad y lanzan críticas de saliva contra quien los quiere atajar, el gobernante en turno. Lo cuestionan tímidamente en el tapete mediático, pero se reúnen con él —en público y en privado—, lo abrazan y lo alaban como “factor de unidad”.

 

Ese par de Yunes no ha entendido que para tener credibilidad hay que ser consecuentes, tener congruencia entre lo que se dicen y lo que hace. Si en verdad ambos tuvieran una vocación democrática y convicción de cambio ya hubieran dado un ultimátum al PRI: ellos o el Gobernador, y dejar en claro que no son sus cómplices. Si el partido elige al gobernante, ellos tendrán la valiosa oportunidad de apoyar una opción opositora y contribuir a la alternancia en el poder y claro, el respectivo castigo a los ladrones. Si se quedan en el tricolor y mantienen la simulación, entonces se mantendrán como secuaces de lo que denuncian. ¡Ah! y la mala noticia es que si van de la mano y con el respaldo del gobernante en turno,  José Yunes y Héctor Yunes no ganarán ni en las casillas de sus colonias.

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