Alejandro Aguilar
El Buen Tono
Córdoba, Ver.- Córdoba es el municipio en la región con más rezago educativo. Datos del Instituto Veracruzano de Educación para los Adultos (IVEA) detecta más de 100 colonias y localidades de Córdoba con este fenómeno.
De acuerdo con datos oficiales de la Subdirección de Planeación, Programación y Presupuestación, derivados del Censo de Población 2020, en la zona de Córdoba se identificaron 7,338 personas en condición de no saber leer ni escribir. Esta cifra, que espera ser actualizada con la Encuesta Intercensal 2025, revela una deuda educativa oculta en las colonias y localidades urbanas y suburbanas.
LA GEOGRAFÍA DE LA MARGINACIÓN EDUCATIVA
Entre las más mencionadas se encuentran zonas como la 13 de mayo, Aguillón Guzmán, Barrio de Los Naranjos, Benito Juárez, El Carmen, El Pedregal, Guadalupe, Independencia, Infonavit El Dorado, Lázaro Cárdenas, López Arias, Miguel Alemán Valdez, San José, San Martín De Porres y Santa Leticia. Esta extensa lista evidencia que el problema permea tanto el centro de la ciudad como sus áreas periféricas y populares, donde el acceso a los servicios educativos se ve limitado por una compleja red de factores socioeconómicos.
EL ROSTRO FEMENINO DEL REZAGO EDUCATIVO
La lucha contra el analfabetismo en Córdoba tiene un marcado componente de género. De acuerdo con declaraciones de Hilda Mora, técnico docente del Instituto Veracruzano de Educación para los Adultos (IVEA), “siempre participan más las mujeres. Siempre las mujeres son las que están un poco más atentas a estas cuestiones educativas”. Esta mayor participación, sin embargo, no se traduce necesariamente en una culminación exitosa de sus estudios.
Explicó la motivación detrás de esta búsqueda educativa: “Yo creo que es la necesidad, yo creo, que ellas intentan sobresalir, intentan progresar, intentan emprender”. No obstante, este deseo de superación personal a menudo se topa con un muro infranqueable: la oposición dentro del propio hogar. La técnica docente confirmó un fenómeno recurrente: “Sí hay, sí hay. Algunas personas dicen que se inscriben y dejan de asistir porque algunos de sus esposos, sus parejas ya no las dejan después seguir, continuar”. Esta declaración pone de manifiesto cómo los roles de género tradicionales y las dinámicas de poder al interior de las familias se convierten en un impedimento directo para la emancipación educativa de las mujeres.


