


Tinta ácida
EL BUEN TONO
Córdoba se convierte en un basurero a cielo abierto. La administración de Juan Martínez Flores permanece sin el servicio de limpia pública, un derecho ciudadano clave para prevenir riesgos de salud. Hace unos días, en el Centro de Transferencia de la colonia Paraíso se acumularon más de 5 toneladas de desechos que desprendían olores insoportables y atraían ratas, moscas y cucarachas. La acumulación de basura orgánica, combinada con altas temperaturas, generó un ambiente propicio para virus, bacterias y malos olores, poniendo en riesgo a miles de cordobeses. Recordemos que la ciudad carece de relleno sanitario, lo que intensifica está crisis.
De las 10 unidades rentadas para recolección, ocho estaban fuera de servicio, mientras que de las 18 unidades propiedades del municipio, ninguna funcionó. La falta de plan emergente y la evidente ausencia de voluntad política dejaron a la ciudad a merced de la pestilencia. “Que pongan que todos esos que traen sus lonas de jalamos juntos por cómplices que vayan a jalar pero todo ese basurero”, criticaron vecinos en redes sociales, mientras se quejaban de la nula respuesta del Ayuntamiento.
El alcalde Juan Martínez Flores y su inseparable tesorera, Rosa María Velasco Ramírez, demostraron una vez más que su prioridad no es la ciudad. La basura, los desechos orgánicos y el colapso de la limpia pública se combinaron con la impunidad y el desvío millonario de recursos. “Y así terminan todas las administraciones de ineptos y además ladrones alcaldes y en su mayoría incluido sus cabildos”, reprochaban los ciudadanos que intentaban, sin éxito, que las autoridades actuaran.
La administración actual es exhibida por los desechos y por la podredumbre política que emana de quienes deben protegerla. Sin plan, sin presupuesto y sin buena administración, la ciudad paga caro la ineptitud de un alcalde que deja que la peste y la indignación renazcan en sus calles.

