


Alejandro Aguilar
El Buen Tono
Córdoba.- Córdoba se ha convertido en un verdadero campo minado urbano, donde baches y socavones no son sólo molestias, sino reflejo de un abandono municipal generalizado. La percepción ciudadana es clara: la ciudad será entregada en peores condiciones que las que existían al inicio de esta administración.
Bajo el gobierno de Juan Martínez Flores, los problemas viales son la evidencia más visible del descuido. En la entrada a San Román, enormes cráteres han vuelto la vialidad casi intransitable, mientras que la colonia Valle del Sol enfrenta grietas profundas agravadas por recientes lluvias. En el centro, avenidas como la 7 y calle 6 sufren desprendimientos de tapas de registros de agua, creando trampas mortales. Colonias como Santa Rosalía y caminos rurales, como el que une la congregación 20 de Noviembre con La Luz Francisco I. Madero, muestran pavimentos desmoronados, grietas y hundimientos constantes.
Avenidas críticas como la 31 y calle 11 en Paraíso, y la avenida 39 en Paraíso y López Arias, completan un cuadro de deterioro que la administración municipal no ha logrado contener.
CIUDADANOS
SUPLEN AL
GOBIERNO
Ante la inacción del ayuntamiento, vecinos han asumido tareas que deberían corresponder al municipio. En localidades rurales como Berlín, Miguel Aguilar, Landeros, San Aparicio, Herrera y El Porvenir, los habitantes han invertido recursos propios para tapar baches, rentar maquinaria o dirigir el tránsito en zonas peligrosas. En El Porvenir, por ejemplo, los vecinos gastaron entre 11 mil 200 y 19 mil pesos para reparar un bache frente a su iglesia. En Cuauhtémoc, la ausencia de señalización obligó a los ciudadanos a organizar el tránsito para proteger a conductores y familias.
Estas acciones muestran solidaridad ciudadana, pero también exponen la irresponsabilidad municipal: vecinos cubren gastos y arriesgan su seguridad rellenando baches.
Mientras el gobierno presume obras de imagen de “Pueblo Mágico”, la infraestructura básica de la ciudad se desintegra

