


*Reincorporan al teniente Edgar Castro Meza pese a denuncias internas de extorsión y caos vial
Tinta Ácida
El Buen Tono
Córdoba, Ver. — El Ayuntamiento de Córdoba se hunde en un lodazal de corrupción, autoritarismo y complicidad. Mientras la ciudadanía exige orden y transparencia, el presidente municipal Juan Martínez Flores y la síndica Vania López González premian a funcionarios señalados por extorsión y encubrimiento, como el teniente de Marina Edgar Castro Meza, quien fue “reincorporado” como director de Tránsito Municipal en medio de un fuerte rechazo interno.
Castro Meza nunca dejó el cargo. La supuesta separación fue una farsa montada por el propio alcalde, quien ahora, con el respaldo de su síndica, lo regresa con bombo y platillo, como si su gestión fuera intachable. Pero la realidad es otra: agentes de Tránsito lo acusan de obligarlos a entregar mínimo 3 mil pesos diarios, una práctica corrupta que ha degradado la institución y sembrado el miedo entre los oficiales.
Los elementos afectados han optado por guardar el anonimato, no solo por temor al director, sino por miedo a la síndica Vania López González, quien se ha convertido en una figura de intimidación dentro del Ayuntamiento. Su protección a Castro Meza es abierta y descarada, enviando un mensaje claro: la corrupción tiene respaldo político en Córdoba.
¿Y dónde está Enrique Morales Tolentino, director de Protección Ciudadana y Movilidad? Brilla por su ausencia, actuando como simple espectador ante el desmoronamiento del orden vial en la ciudad. Su inacción es tan preocupante como el silencio cómplice del presidente municipal.


