


El Mundial de Futbol 2026 está cada vez más cerca y México será uno de los tres países sede junto con Estados Unidos y Canadá. En territorio nacional se disputarán nueve partidos repartidos entre el Estadio Azteca (CDMX), el Estadio de Monterrey y el Estadio de Guadalajara, lo que ha despertado gran expectación entre los aficionados.
Aunque la venta general de boletos aún no ha comenzado, la FIFA ya puso a disposición paquetes de hospitality, es decir, accesos de lujo con servicios exclusivos. Los precios han sorprendido a muchos, pues alcanzan cifras que no todos los bolsillos pueden pagar.
Los precios que ya se conocen
Los paquetes varían según el estadio y la categoría. Algunos ejemplos:
- Estadio Monterrey (14 de junio)
- Pitchside Lounge: $87,500 pesos
- FIFA Pavilion: $35,700 pesos
- Standard+: $37,750 pesos
- Estadio Azteca (17 de junio)
- VIP Standard: $108,600 pesos
- Champions Club: $73,400 pesos
- Standard+: $78,500 pesos
- Estadio Guadalajara (23 de junio)
- Pitchside Lounge: $77,450 pesos
- VIP Standard+: $69,400 pesos
- Trophy Lounge: $56,350 pesos
En promedio, los boletos individuales en modalidad Single Match oscilan entre $34,200 y $78,500 pesos, según sede y categoría.
¿Un lujo solo para algunos?
Para dimensionar los costos, basta un ejemplo: un boleto de $87,500 pesos en el Pitchside Lounge de Monterrey equivale a más de 313 días de salario mínimo en México, sin contar transporte, hospedaje y consumo dentro del estadio.
En las zonas fronterizas, donde el salario mínimo es mayor, se necesitarían más de 208 días de ingreso para costear una entrada de este tipo.
Venta general, la gran esperanza
La FIFA abrirá el próximo 10 de septiembre la fase de sorteo preferente para tarjetahabientes Visa, primer paso antes de liberar la venta al público en general. Se espera que los boletos regulares sean más accesibles en comparación con los paquetes de hospitalidad, que están dirigidos a un sector muy reducido.
Mientras tanto, la emoción crece: México volverá a vivir la fiebre mundialista, aunque para muchos aficionados, el precio de “estar ahí” podría convertirse en su mayor reto.

