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De aliado clave a figura incómoda: El ascenso y caída política de Adán Augusto López

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AGENCIA

Ciudad de México.– En apenas cuatro años, Adán Augusto López Hernández pasó de ser el “hermano” político y hombre de confianza del expresidente Andrés Manuel López Obrador, a convertirse en una figura incómoda dentro de las filas de Morena, marcado por escándalos y silencios ante señalamientos graves que involucran a su exsecretario de Seguridad en Tabasco.

El actual coordinador de los senadores de Morena se encuentra en el centro de la polémica tras revelarse que Hernán Bermúdez Requena, quien fuera su titular de Seguridad Pública durante su gestión como gobernador de Tabasco (hasta 2021), tiene una orden de aprehensión por los delitos de asociación delictuosa, secuestro y extorsión, y ha sido acusado de encabezar el grupo criminal conocido como “La Barredora”.

Un nombramiento que pesa

Cuando López Hernández gobernaba Tabasco y la violencia escalaba -con un total de 570 homicidios dolosos registrados en 2021- eligió a Bermúdez, un viejo colaborador, como responsable de la seguridad estatal. A pesar de los crecientes señalamientos y el deterioro de la seguridad pública, el funcionario se mantuvo en el cargo sin relevo, incluso después de que Adán Augusto fuera llamado al gabinete presidencial.

En agosto de 2021, López Hernández asumió la Secretaría de Gobernación en el sexenio de López Obrador. Su designación fue acompañada de elogios públicos por parte del entonces presidente:

“Adán es un cuadro, un profesional, un buen gobernante, una buena persona, un hombre íntegro, una gente honesta”, dijo AMLO en una conferencia desde Tabasco.

La confianza entre ambos se remontaba a más de una década. Adán Augusto fue coordinador de campaña de López Obrador en el sur del país en 2006, renunció al PRD en 2014 para unirse al entonces naciente Morena, y fue uno de los operadores clave del lopezobradorismo.

De aspirante presidencial a blanco de cuestionamientos

En 2023, el tabasqueño dejó la Secretaría de Gobernación para participar en la contienda interna de Morena rumbo a la elección presidencial de 2024. Aunque su cercanía con López Obrador lo posicionaba como una de las “corcholatas”, finalmente no obtuvo la nominación.

Sin embargo, su figura pública volvió a ser objeto de atención con el estallido del caso Hernán Bermúdez, cuyas investigaciones avanzaron ya bajo el gobierno de Javier May en Tabasco. Las acusaciones contra Bermúdez se fortalecieron y terminaron en una orden de aprehensión por su presunto liderazgo criminal.

Ante las preguntas sobre su responsabilidad política por haber encumbrado a un presunto delincuente, Adán Augusto ha optado por el silencio, lo que ha exacerbado las críticas y ha generado comparaciones incómodas con el pasado reciente.

Un silencio que incomoda

El tema ha generado un fuerte contraste con las críticas que durante años López Obrador dirigió contra sus adversarios políticos. Durante su sexenio, AMLO cuestionó en reiteradas ocasiones la relación entre Felipe Calderón y Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad preso en EU por vínculos con el narcotráfico, exigiendo explicaciones por esa cercanía. Hoy, ese mismo escrutinio alcanza a su excolaborador más cercano.

El caso de Adán Augusto López Hernández es, para muchos dentro y fuera de Morena, una prueba de fuego sobre la congruencia del movimiento ante los señalamientos de corrupción y crimen organizado en sus propias filas.

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