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Dejan perder mercancía ante elevadas multas

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Cordoba.- Comerciantes ambulantes se ganan la vida escondiéndose y siendo perseguidos por los inspectores de Comercio. Ante la posibilidad de ser descubiertos, cambian de lugar constantemente, recorriendo la ciudad en busca del sustento para su familia, evadiendo a los funcionarios para que no les decomisen su mercancía.

Lupita Ibáñez, líder de la Unión de Comerciantes Ambulantes del Estado de Veracruz, explica: “comúnmente, cuando nos decomisan mercancía, los inspectores de Comercio suben la mercancía a la camioneta con el pretexto de que se está cometiendo un delito y nos indican que acudamos a la Coordinación de Comercio. Ahí nos dan un recibo para pagar una multa que equivale a 10 salarios mínimos, por lo que muchas de las ocasiones preferimos dejar la mercancía, al no tener con qué pagar dicha multa”.

Don Pedro, un anciano de 87 años de edad, vende cacahuates en las afueras de algunos comercios establecidos. De ese ingreso dependen su esposa y su nieta.

Cuenta su historia: “Yo, a mis 87 años difícilmente puedo encontrar trabajo, sin embargo, tengo que buscar cómo llevar algo a mi casa, por eso salgo a vender y ofrecer cacahuates. Aunque es difícil la venta, nosotros padecemos las inclemencias del tiempo y muchas veces cuando llueve no podemos vender”.

“Vendo alrededor de 50 a 70 pesos diarios de cacahuates, tal vez 100 pesos cuando me va muy bien, pero tengo que volver a comprar mercancía, por lo que únicamente me gano 30 ó 40 pesos, que es mi ganancia”, relata.

don Pedro dice que a diario tiene que caminar desde su casa hasta el centro, que es a donde viene a vender su producto, para ahorrarse los pasajes. Por lo que sale desde temprano de su casa, puesto que vive en una de las poblaciones aledañas a Córdoba.  Dijo sentirse orgulloso de poder apoyar a pesar de su edad a su familia, “yo prefiero trabajar vendiendo mis cacahuates en lugar de pedir limosna o andar por ahí haciendo cosas malas”.

Pedro, como cientos de vendedores ambulantes que vienen de las colonias aledañas al centro de la ciudad o de la Sierra del Gallego y otras partes de la región, camina varias horas al día con la esperanza de vender sus productos para poder llevarles el sustento sus familias.

Se duele, cuando afirma que”yo voté por Tomás Ríos y ahora resulta que me tengo que andar escondiendo de sus inspectores de Comercio, pues es la primera vez que veo persecución en contra de quienes vendemos. En ningún otro gobierno lo he visto como hoy”. 

Como Pedro han infinidad de casos, como marchantas de Zongolica con ramos y cubetas de flores, guaraches y el bebe en la espalda. U hombres de campo con carretillas llenas de aguacates, chiles, chayotes, fresas, uvas, peras, manzanas y otros productos, quienes son acosados por los inspectores de Comercio para quitarles sus productos.

La lideresa Guadalupe Ibáñez Gonzáles señala: “muchos de los decomisos por parte de Comercio, el vendedor no tiene la capacidad económica para pagar la multa, que es de 664 pesos, aproximadamente, por lo que la mercancía se pierde. En la Coordinación de Comercio señalan que los comestibles decomisados los dan a una casa hogar, cuestión que no nos han comprobado”. 

 

Enzzo Omar Sosa

El Buen Tono

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