Orizaba.- Rufina Aguirre Rosas, una empleada doméstica con tres hijos por delante lucha ante la adversidad y los abusos del ayunta-miento de Orizaba que preside Juan Manuel Diez Francos, quien a través de la fuerza pública municipal, trataron de desalojar de su humilde vivienda hecha de láminas y cartón.
A decir de la humilde empleada, la acción obedece a que desde la entrada del alcalde, han tratado de retirarle a ella y otros tres vecinos más para ampliar la avenida Orizaba, beneficiando a empresarios españoles dueños de la harinera Orizaba y la arrocera Schettino.
Cerca de las 18:00 horas, al menos 50 uniformados de Policía municipal, personal del ayuntamiento local, con maquinaria pesada acudieron a la sur 13 y Oriente 18, a la altura de la vías del tren, donde sin decir nada a los habi-tantes de la casa de doña Rufina, comenzaron a tumbar los pilares de un cuarto que se localiza justo en esa intersección.
La agobiada mujer, llegó hasta el lugar para implorar la ayuda de vecinos y de los mismos uniformados que sin desdén miraban a la familia y levantaban los pilares del cuarto de la casa de Rufina.
Al tratar de encontrar la versión del personal del ayuntamiento, ninguna autoridad dio informes del por qué se había efectuado dicha acción por parte del ayuntamiento.
Los vecinos del lugar como don Carlos López, argumentó que su llegada junto con los padres de sus vecinos fue hace poco más de 50 años, al lugar donde ferrocarriles nacionales les autorizó a vivir, ya que fueron familias que colocaron los durmientes para el paso de esa vía.
Ahora desde la llegada del alcalde Diez Francos, han intentado amedrentarles con el desalojo de sus casas, para ampliar la avenida Orizaba, para beneficiar a los españoles que tienen sus empresas cerca del lugar y abrirles un camino especial sólo para ellos.
Hasta el cierre de la edición se trató de contactar al titular de Seguridad Pública municipal Juan Ramón Herebía, quien nunca contestó las llamadas telefónicas, de varios reporteros de la fuente que cubrían el evento.
Mientras tanto ayer en la noche la familia Aguirre Rosas no pudo dormir, pensando en que cualquier momento el alcalde manda sus prepotentes policías y personal a tratar de desalojar de nueva cuenta a la desprotegida familia que ahora no tiene para donde irse a vivir.
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