AGENCIA
Internacional.- Un hallazgo sin precedentes en el remoto Atolón de Clipperton, ubicado en el Pacífico Tropical Oriental, ha revelado una amenaza inesperada para los ecosistemas marinos: un masivo “blanqueamiento por frío” que está afectando a los corales de aguas profundas, considerados hasta ahora como refugios naturales frente al calentamiento global.
Por primera vez, investigadores documentaron este fenómeno en los arrecifes mesofóticos -ubicados entre los 30 y 150 metros de profundidad-, donde más del 70% de los corales observados entre 25 y 40 metros presentaban un blanqueamiento severo. El hallazgo desafía la creencia científica de que los arrecifes profundos estaban a salvo de los efectos térmicos extremos que azotan las aguas superficiales.
El equipo científico identificó que la causa no fue el calor, sino un descenso abrupto de temperatura: las aguas alcanzaron niveles hasta 10.3 grados Celsius más fríos de lo normal, un shock térmico letal que provocó el colapso del ecosistema.
Los expertos explican que este episodio fue consecuencia de un fenómeno combinado entre la fase fría de La Niña y la fase negativa de la Oscilación Decadal del Pacífico (PDO), lo que generó un incremento inusual en los vientos alisios. Estas condiciones intensificaron el proceso de surgencia o afloramiento: Las aguas superficiales cálidas fueron desplazadas hacia el oeste, permitiendo que masas de agua profunda, fría y rica en nutrientes, ascendieran hacia zonas normalmente templadas.
Este afloramiento modificó la estructura térmica del océano, elevando el termoclina -la capa que separa el agua cálida de la fría- desde los 35 o 40 metros habituales hasta apenas 10 metros de profundidad. En consecuencia, los corales mesofóticos quedaron sumergidos en un ambiente gélido para el cual no estaban adaptados, sufriendo un daño irreversible.
La degradación de estos arrecifes profundos, considerados esenciales para la biodiversidad marina y potenciales reservorios genéticos para la recuperación de corales superficiales, representa una señal alarmante sobre la complejidad del cambio climático.
El descubrimiento en Clipperton demuestra que el calentamiento global no solo implica temperaturas extremas al alza, sino también alteraciones drásticas en la dinámica oceánica capaces de provocar daños igualmente devastadores. Según los investigadores, este “doble golpe climático” -calor extremo en la superficie y frío letal en las profundidades- podría poner en riesgo la supervivencia coralina a escala planetaria.


