


Una red de tráfico de armas de alto poder que operaba desde DeLand, Florida, fue desmantelada por autoridades de Estados Unidos, resultando en la sentencia de seis hombres involucrados en el suministro de armamento a organizaciones criminales mexicanas. Las penas impuestas oscilan entre un año y medio hasta nueve años de prisión.
El Departamento de Justicia de EE. UU. informó que esta célula operaba bajo el liderazgo de Ángel Velásquez Delgado, quien recibió la sentencia más severa: nueve años de prisión. De acuerdo con la investigación, la red adquiría armas en tiendas de armas y ferias en Florida, con el propósito de revenderlas a grupos del crimen organizado al sur de la frontera.
Los otros implicados y sus respectivas sentencias son:
- Jesús Hernández: 3 años y 10 meses
- Edgar Jiménez: 3 años
- Jesús Paulino: 2 años
- Jonathan Borja: 1 año y 6 meses
- Jesús Andrés: 1 año y 6 meses
Las autoridades destacaron que entre el armamento traficado se encontraban rifles de alto poder como el Barrett calibre .50 y el FN M249S, los cuales pueden modificarse fácilmente para funcionar como armas automáticas.
El fiscal federal Gregory W. Kehoe resaltó que este tipo de actividades representa una amenaza significativa tanto para la seguridad de Estados Unidos como para la de México. “Estos individuos han puesto en riesgo la salud y la seguridad pública al traficar armas de grado militar que terminaron en manos de organizaciones extremadamente peligrosas”, declaró.
Una de las armas traficadas fue hallada en Zitácuaro, Michoacán, tras un enfrentamiento entre fuerzas de seguridad y miembros de un grupo criminal. El rifle Barrett recuperado fue adquirido por uno de los sentenciados, lo que confirma el vínculo entre esta red y el armamento que llega a México.
Kirk Howard, agente especial a cargo de la División de Campo de Tampa, subrayó la importancia de este golpe contra el tráfico de armas: “Desmantelar esta red es una victoria significativa para la seguridad pública de ambos países”.
La cooperación entre agencias estadounidenses como la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) y autoridades mexicanas ha sido clave para rastrear el origen de estas armas que alimentan la violencia del crimen organizado.


