Sandra González
El Buen Tono
Orizaba.- Mientras el ayuntamiento que encabeza Juan Manuel Diez Francos presume tener una ciudad limpia y modelo, en las colonias, unidades habitacionales y fraccionamientos la realidad es otra.
En la esquina de Jacaranda y Flores, en la Unidad Habitacional 27 de Mayo, los montones de basura, llantas viejas, madera podrida y lixiviados que corren por la banqueta y áreas verdes muestran el abandono en el que viven cientos de familias.
Vecinos denunciaron que desde la noche del lunes los desechos permanecían en el lugar y, aunque el servicio de Limpia Pública pasó durante la madrugada, no recogió los residuos.
Para la mañana del martes, el foco de contaminación seguía ahí, desprendiendo olores nauseabundos y atrayendo fauna nociva como ratas, cucarachas y moscas.
Además del mal aspecto, esta situación genera riesgos para la salud pública. Los lixiviados y desechos orgánicos acumulados en la vía pública pueden provocar infecciones, alergias y contaminación ambiental, afectando especialmente a niños y personas mayores que habitan la zona.
Pese a ello, las autoridades no implementan operativos constantes de limpieza ni sancionan a quienes tiran basura en la calle, lo que agrava el problema.
Esta situación se repite en diferentes puntos de la ciudad, donde el discurso de limpieza y modernidad contrasta con calles convertidas en tiraderos a cielo abierto, afectando la salud y el bienestar de los habitantes.
