


AGENCIA
Parral, Chihuahua.- Lo que debía ser una celebración para promover la cultura y rendir homenaje a los motociclistas que visitan Parral durante las Jornadas Villistas terminó en un escándalo de ética pública. Carlos Silva, director de Cultura del municipio, resultó ganador de una rifa organizada por su propia área de gobierno, lo que desató una “ola” de críticas y señalamientos por posible conflicto de interés y falta de transparencia.
La rifa, realizada la noche del sábado 12 de julio en la Puerta del Tiempo como parte de la Concentración Motociclista, tenía como fin recaudar fondos para actividades culturales. El premio: Una motocicleta BMW GS. Para sorpresa -y molestia- de muchos asistentes, el boleto ganador con el número 2908 estaba a nombre del propio Silva, quien subió al escenario para recibir la motocicleta de manos del presidente municipal, Salvador Calderón Aguirre, encargado de sacar el boleto de la tómbola.
La reacción del público fue inmediata. En videos difundidos en redes sociales se registran abucheos y gritos de desaprobación. Lo que debía ser un acto festivo se convirtió en un episodio bochornoso para la administración municipal.
Las redes sociales estallaron con acusaciones de fraude y corrupción. Usuarios señalaron lo inaceptable que resulta que un funcionario de alto nivel, encargado de organizar el evento, participe y resulte beneficiado del mismo. La falta de controles claros y mecanismos de imparcialidad en el sorteo refuerzan las sospechas sobre una posible manipulación.
Lejos de calmar las aguas, Carlos Silva intentó justificar su decisión de quedarse con el premio. En declaraciones recogidas por Radiza el 15 de julio, aseguró que compró el boleto como cualquier otro ciudadano y que su presencia en el escenario fue casual. Incluso afirmó haber considerado devolver la motocicleta, pero que decidió conservarla después de que el conductor del evento consultara al público, supuestamente con respuesta mayoritariamente favorable. Sin embargo, los registros en video muestran una mezcla de aplausos y claros abucheos.
Este hecho se suma a otras denuncias por presuntas irregularidades durante las Jornadas Villistas 2025, como posibles sobreprecios en contrataciones artísticas, alimentando aún más el descontento ciudadano hacia una administración que parece olvidar la delgada línea entre lo público y lo personal.
El caso de Carlos Silva es un ejemplo lamentable de cómo la opacidad, la falta de sensibilidad política y el uso ventajoso de recursos y eventos públicos por parte de funcionarios sigue debilitando la confianza en las instituciones. Mientras el director de Cultura defiende su motocicleta, la ciudadanía exige algo más valioso: rendición de cuentas y verdadera ética pública.
Y así la poca ética de los funcionarios de Parral. ¿Preguntar al público si la conserva y contar las manos alzadas? ¡Claro que eso es una burla! ¿Por qué no preguntó mejor cuántos paleros del gobierno había entre el público?
¡Por principios morales, no puedes participar en el concurso que tú mismo estás organizando!



