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EL CRÉDULO Y EL FARSANTE

Superiberia

 Por: Andrés Timoteo / columnista

“Yo no me comería eso, te puede caer mal”, gritó el Buitre desde la rama del árbol donde estaba posado. “Yo siempre como carne fresca, desde pequeño mi madre me la daba”, respondió el Leopardo, quien pese a ser primerizo en la caza había logrado atrapar a una gacela. “Por eso tardaste mucho en crecer y eres torpe, porque la carne fresca es mala”, le dijo el Buitre y agregó: “Espera unas horas, un día sería mejor, y verás que la comida se sazona, te sabrá más rico y te hará bien”.

“¿Tú crees?”, preguntó el Leopardo indeciso. “Sí, yo cuidaré que así sea, mientras tú puedes ocupar el tiempo en vigilar los alrededores porque desde el aire he visto una hiena rondando, seguramente quiere robarte la comida”. El joven Leopardo así lo hizo, se pasó el resto del día y toda la noche dando rondines. Por la mañana, el Buitre gritó: “¡Leopardo, el desayuno está listo! Humm, huele delicioso… comienza por las vísceras, que es lo más rico”.

El Leopardo dio un primer mordisco y tragó. “Sabe y huele feo”, dijo. “Es la sazón, come que ya educarás el paladar”, le aconsejó el Buitre. Al segundo bocado el Leopardo no resistió y salió corriendo hacia el río para vomitar y lavarse. Ya no regresó, pues la comida lo enfermó. Entonces el Buitre descendió del árbol emitiendo un graznido, era el llamado para la Hiena que llegó riendo al festín. Efectivamente merodeaba por el lugar para distraer al felino. Ambos se habían puesto de acuerdo para timar al Leopardo y se cebaron con la caza que había hecho.

La moraleja de la fábula magrebí es que el buitre no caza ni pesca su comida. Es carroñero y aprovecha las presas que otros animales matan o las que mueren por sed, hambre, frío, calor, enfermedad o vejez. No le gusta la carne fresca, sino la podrida. Vive siempre en el hedor y la carroña que dejan los otros o que logra robar.

Los ancianos del Magreb -el Norte islámico de África-, desde hace 400 años cuentan esa fábula de ‘El Crédulo y el  Farsante’ y parece que describen, pese a la distancia geográfica, al grupo de supuestos empresarios que el lunes pasado hizo sainete en Xalapa, queriendo “tomar” el Palacio de Gobierno, a fin de imitar el movimiento de alcaldes que en noviembre del 2016 reclamaban recursos retenidos.

No hay punto de comparación, los ediles protestaban por las ministraciones que legalmente correspondían a sus municipios y que el Gobierno de Javier Duarte se había robado. Estos señores, agrupados en una organización hechiza denominada “Empresarios SOS”, piden que se les pague cantidades exorbitantes de dinero derivadas de los negocios que hicieron al amparo del poder en el sexenio anterior.

Las cifras son dudosas y sin soporte. Vaya, hay hasta quienes reclaman pagos pendientes por haberle llevado hasta Xalapa o el Puerto de Veracruz las tortas de “La Rielera”, de Peñuela, a Duarte de Ochoa cada vez que se le antojaban. ¡Imagínense!

La movilización de esos presuntos acreedores ni siquiera es sospechosa porque sus cabecillas no tienen empacho en mostrar sus intenciones, mezcladas con el tufo del pasado y un acuerdo con el Gobierno que iniciará funciones en diciembre. Ellos dicen: “Somos empresarios, no Javier Duarte de Ochoa”, pero detrás tienen a exfuncionarios del duartismo en todo su esplendor.

El líder de la asociación “Empresarios SOS” es el fidelista Jesús Castañeada Nevárez, hermano de Ezequiel Castañeda, exSubprocurador de Justicia y cercanísimo al exvocero estatal y actual diputado federal, Alberto Silva Ramos, uno de los favoritos de Duarte de Ochoa. Tanto Silva como Ezequiel Castañeda están indiciados por la Fiscalía del Estado por el desvío de recursos públicos.

Jesús Castañeda Nevárez fue el relevo de Andrés Beceiro López -involucrado en el caso de los medicamentos clonados a niños con cáncer y emparentado también con el diputado federal Jorge Carvallo Delfín, exdirigente del PRI y exsecretario de Desarrollo Social en el Estado-  al frente del Consejo Coordinador Empresarial de Xalapa, una organización inventada por el innombrable para tener un grupo de “empresarios” a modo, dóciles, ya que no contaba con el respaldo de las agrupaciones serias de hombres de negocios de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río.

Castañeda duró así todo el sexenio de Duarte de Ochoa, siempre aplaudidor y complaciente. Por supuesto, el pago fueron jugosos negocios cuyas ganancias post-sexenales quieren seguir cobrando. Tampoco hay que olvidar que Silva Ramos, el titiritero, es ahora neomorenista. Dicen que se acaba de reunir con el próximo gobernador Cuitláhuac García y hasta se rumora que formará parte de su Gabinete.

Otro de los líderes de esos empresarios es el expanista Alejandro Cossío Hernández, dueño de las empresas Grupo RNA e Imhotep Asesores y Comercializadores SA, quien reclama el pago de 60 millones de pesos que Duarte le quedó a deber por negocios en la Secretaría de Salud y que pretendía seguir como proveedor en este bienio, pero no lo logró.

Cossío renunció al PAN en el 2005 acusando al entonces dirigente estatal Alejandro Vázquez Cuevas y al nacional, Manuel Espino, de dividir al Partido. “Ustedes excluyen y reprimen a los verdaderos panistas”, los acusó según la hemeroteca. Antes, le habían suspendido sus derechos como militante y estaba en vías de ser expulsado. Fue uno de los primeros panistas que el innombrable coaccionó para fraccionar al panismo y a cambio, lo hizo proveedor del Gobierno Estatal.

Durante más de una década, gozó de las mieles de la fidelidad y del duartismo, hasta que Javier Duarte robó tanto que le quedó a deber esos 60 millones que reclama con tanto afán. Para no variar, Cossío Hernández es otro de los neomorenistas y se le vio el domingo pasado en la comilona que García Jiménez tuvo con simpatizantes en Xalapa, según algunas crónicas periodísticas. Y lo que son las cosas, ese convite lo organizó otra agrupación hechiza: “Red AMLO” que encabeza Alejandro Vázquez Cuevas, con quien se reencontró -al igual que lo hará en su momento con Manuel Espino- en Morena, luego de estar peleados por años. “Dios los hace y Morena los junta”.

Otra seudo empresaria, que se dijo “herida” durante la trifulca en Palacio de Gobierno, Marcela Illán, fue funcionaria en el área de Adquisiciones de la Secretaría de Salud en tiempos del innombrable y de la noche a la mañana se estrenó como proveedora de la dependencia. Tiene un negro historial que cuentan entre risas los trabajadores de los Servicios de Salud.

La opinión pública no debe dejarse engañar por estos empresarios de la fidelidad. El gobernador en funciones, Miguel Ángel Yunes y su sucesor, Cuitláhuac García, no les deben dar ni un centavo a estos farsantes, a los que -al igual que al Buitre- no les gusta la “carne fresca” -los negocios legales- sino la carroña. El dinero estatal deber ser usado en beneficio de los veracruzanos, no de los cómplices de Duarte y del innombrable.

 

EL PELÓN MARRÓN

Protegido del innombrable y de Javier Duarte, compadre de Héctor Yunes Landa, y arropado por los cinco procuradores de Justicia de los dos sexenios anteriores: Emeterio López Márquez, Salvador Mikel Rivera, Reynaldo Escobar Pérez, Amadeo Flores Espinosa, Luis Ángel Bravo Contreras, el dos veces alcalde de Coxquihui, Reveriano Pérez Vega, ha sabido lo que es estar cerca de los poderosos y serviles a cambio de impunidad.

Pérez Vega, apodado ‘El Pelón’ por la alopecia que padece desde joven, lidera una banda criminal bautizada en honor a su mote: “Los Pelones”. Inicialmente estos monopolizaron el transporte rural en la Sierra Totonaca, al Norte del Estado, cuando el innombrable los benefició con más de un centenar de placas de taxi rural, protagonizando verdaderas guerras campales contra la competencia.

Posteriormente, ‘Los Pelones’ usando el poder municipal comenzaron a despojar de tierras y cosechas a los labriegos de la zona, además de convertirse en grupo de choque contra los enemigos políticos. Se robaron a balazos varias elecciones municipales y establecieron un cacicazgo edilicio en Coxquihui. Y claro, lo inevitable llegó porque ese grupo terminó haciendo funciones de “halcón” -informante- del crimen organizado.

Aprendieron el camino y se dedicaron a robar vehículos y traficar con combustible sustraído clandestinamente de ductos de Pemex, lo que siguen haciendo. Deben decenas de muertes.

Desde el domingo pasado, el Gobierno Estatal ofrece un millón de pesos para localizar a Pérez Vega, prófugo de la justicia desde que el Congreso Local lo desaforó en noviembre del 2017. Que se apuren a atraparlo antes del primero de diciembre porque en la Sierra Totonaca, tanto de Puebla como de Veracruz, ‘El Pelón Marrón’ …digo… ‘Mayor’ trabajó electoralmente para Morena y espera impunidad para los próximos seis años nada más se siente Andrés Manuel López Obrador en la silla presidencial y Cuitláhuac García en la estatal.

 

ALCALDE ‘SEDITA’

El Ayuntamiento de Coscomatepec, que encabeza el perredista-panista Serafín González Saavedra, cedió a las exigencias de los habitantes de Tetelzingo y despidió a la mayoría de los policías municipales, incluyendo al Director de Seguridad Pública en el Ayuntamiento, quien se encuentra convaleciente luego de que fue herido por los rijosos tetelzingueños hace un par de semanas.

Fue una de las condiciones que los habitantes de ese poblado pusieron para liberar a los cinco policías que durante una semana estuvieron retenidos por la turbamulta. Según lo informado por el Ayuntamiento, el nuevo comandante de la Policía Municipal se llama Servando Cabal Hernández y mientras se integra toda la corporación, el Instituto de la Policía Auxiliar y Protección Patrimonial (IPAX) proporcionará efectivos para que temporalmente ayuden en las labores de vigilancia.

Empero, lo que no ha develado el alcalde González Saavedra -le dicen “SeraRuin” sus coterráneos- es el resto de los acuerdos tomados con los pobladores de Tetelzingo, quienes también pedían que al cuerpo policiaco se integraran habitantes de esa comunidad, además exigían no ser molestados en su tránsito por la cabecera municipal con revisiones de sus unidades. Algo muy sospechoso, pues. ¿Se los habrá concedido?

De colofón está lo dicho del gobernador Yunes Linares el domingo pasado, cuando le preguntaron sobre el caso de Tetelzingo, donde una persona murió por herida de bala tras un pleito en una cantina, de la cual responsabilizaban a los policías. La respuesta del Mandatario fue que los agentes municipales no estaban involucrados en ese homicidio que habría sido cometido por “otras personas”.

Lo anterior refuerza la versión de algunos lugareños de que el victimario es un familiar del fallecido y aprovecharon para culpar a los policías. El asesino sigue libre hasta la fecha y el Alcalde como ‘seda’ con los de Tetelzingo.

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