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El diagnóstico

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La mujer aguardaba el resultado de sus estudios de laboratorio. Esperaba, impaciente y angustiada, la confirmación: cáncer en el útero. Este diagnóstico fatal daría un giro brusco a su vida. Mujer profesionista de 42 años, libre, empresaria exitosa, con muchos amigos que harían cualquier cosa por ella, vivía, sin embargo, un vacío en su vida sentimental, a pesar de su popularidad desde la escuela.

Guapa y poseedora de una sonrisa subyugante, trajo de cabeza a varios pretendientes. A la larga, su fama de mujer difícil hizo que se retiraran todos ellos y eventualmente algún despistado continuó pretendiéndola. En su silla de espera pensaba en otro diagnóstico: aquél que le develara su temor a la vida y las barreras que le impidieron disfrutar de una sana relación amorosa.

Precisamente ese órgano de su cuerpo, al que no le dio la oportunidad de albergar vida, podría quitársela a ella. En este momento decisivo no sólo ese diagnóstico le angustiaba, sino un diagnóstico general de su existir. Lograr una carrera fue su propósito de juventud; su objetivo, desarrollar sus habilidades e incrementar los conocimientos para triunfar en las adversidades laborales y profesionales. Así que su meta fue ser una hermosa mujer cien por ciento exitosa, sin recurrir a sus encantos femeninos.

Jamás pensó necesitar otra cosa para que el éxito fuera completo. El entorno en que creció durante sus primeros años, la afectación de su estado interior, la forma en que comenzó a crear su propia interpretación de la vida, fueron cosas que hizo de lado, ocupada en las apariencias externas que no siempre revelan la verdad.

Es difícil lo simple dentro de lo que en esencia es complejo. Los individuos viven el día a día sin hacer recuento de lo que disponen en el interior y exterior de su propia persona. No conocen sus fortalezas y debilidades, sus estilos de actuar ante los retos de la vida y, por lo tanto, no hay un qué, un para qué, ni un cómo. Cuando el problema se presenta, no saben cómo actuar o qué decisión tomar, eligiendo muchas veces la peor opción.

Bueno, olvidemos un momento la historia de esta infeliz mujer exitosa, y pensemos en el diagnóstico, en la descripción característica y diferencial abreviada de una cosa o situación. Diagnosticar es recabar datos para analizarlos e interpretarlos, lo que permite conocer o evaluar una cierta condición o situación sobre la que se pretende trabajar, y sobre la que se van a tomar varias decisiones. 

La escuela requiere un diagnóstico grupal como imperativo para una buena planeación. Entonces, lo necesita el docente para defender su planeación didáctica argumentada; lo requiere el director para diseñar la ruta de mejora argumentada; lo demanda el supervisor para organizar su plan de trabajo argumentado. La palabra “argumentada” la dejamos para otro momento. Hoy nos interesa sólo el diagnóstico.

Para Frola, el diagnóstico es “el conocimiento de los educandos tanto de manera individual como en su dinámica grupal”. Es la descripción de “las características del entorno  familiar, escolar, social y cultural de los alumnos, que deben dar cuenta de los aspectos familiares, del rol que juegan los padres, del nivel socioeconómico, así como del tipo de escuela, los servicios con los que cuenta, la organización escolar, entre otros elementos que se consideren pertinentes”.

Debe acompañarse de la descripción de las características y procesos de aprendizaje de los alumnos, cuántos alumnos integran el grupo, los estilos de aprendizaje, las necesidades educativas especiales, las formas de convivencia, los conocimientos previos, habilidades, actitudes y valores, entre otros.

Sin el diagnóstico nadie sabría “qué” necesita la escuela, “qué” estrategias didácticas requiere el grupo y tampoco “para qué” realizar algunas acciones colaborativas o “para qué” atender ciertas deficiencias imaginadas (no verificadas) en el salón de clase. Por lo tanto, no se estará seguro de “cómo” actuar para resolver un problema cuyos elementos se desconocen. Igual que la infeliz mujer exitosa, se pueden realizar acciones que atiendan una ocurrencia de momento para un propósito indefinido, y se dejarán sin atender asuntos de mayor relevancia, concretos y reales.

gilnieto2012@gmail.com

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