


Tomatlán.- Desde vestigios de la primera civilización Mesoamericana hasta objetos de los años 80´s y artesanías talladas en madera, albergan detrás de una ancha puerta de madera que luce en el frente una máscara sonriente.
En un espacio de menos de 10 metros cuadrados, Isaías Prado García, un hombre de aproximadamente 70 años de edad pero con un temple que refleja mucha energía y fuerza, ha coleccionado cientos de objetos que representaron tecnología y avance en distintas épocas. Aunque es panadero desde hace más de 20 años, su verdadero llamado está en las artesanías, el tallado de madera, la fundición de metales y los trucos de magia.
Su afición por coleccionar objetos, revela don Isaías, es algo que desde niño le gustó, le tomó un amor por lo antiguo y expresó que seguirá coleccionando más cosas, incluso tiene la idea de cerrar la panadería para exponer todos los objetos.
Cada uno de los rincones tiene un artículo diferente que remonta a cierta época, entre su colección se encuentra un gramófono que al abrirla, acomodó la aguja y le dio cuerda, reproduciendo Caminito de la escuela con un sonido impecable.
Junto al gramófono se encuentra uno de los objetos más antiguos de su colección, el libro de Caligrafía Sistema Vergara hecho en 1889, en éste se muestran los diferentes tipos de letras y el asunto para la cual tenían que ser ocupadas.
Se calcula que tiene cerca de mil objetos, como relojes de ferrocarrileros, de bolsillo, cuerda y péndulo, así como cámaras fotográficas, videocámaras entre ellas una análoga de 16 milímetros, lámparas de aceite en distinto modelos, máscara de los danzantes de Tomatlán y en particular una que creen que perteneció a Ernesto García Cabral conocido pintor de Huatusco.
Cajas fuertes, guitarras hechas de distintos materiales, molinos de piedra, coronas, anuncios, fotos del Huatusquito, pinturas de Tomatlán, de la panadería con distinta ambientación, piezas revolucionarias y del asentamiento de la cultura Olmeca que habitó en dichas tierras.
Varios radios, consolas y reproductores de música que sirven en su mayoría, don Isaías los prueba como signo de que la obsolescencia no significa que sea inservible, en comparación de los artículos de esta epóca.
“Yo le digo a los niños que antes era esto, un cajón el radio y me contestan: estabán locos, porque tú sabes que ahora en un memoria chiquitita puedes tener una infinidad de canciones, antes en el aparato era una canción y estar dándole vueltas, y ahora vas lo conectas y se escuchan las canciones(…) aunque ahora ya es desechable todo”, dijo Isaías.
A pesar de los cambios tecnológicos, este entusiasta coleccionista nos dice que “hay mucho adelanto, pero originalidad ya no, es como en la comida, aquí en el huerto vas y cortas una naranja y allá en la ciudad vas y las compras”.
“El pensamiento de la nostalgia nace de rescatar todo lo antiguo y darles un rehúso, mostrarles a las nuevas generaciones que los tiempos en lo que nosotros vivimos era un mundo más fortalecido, que mejor ejemplo de los muebles que se crearon en esa época”, dijo.
“Me gusta colecionar porque vienen personas que se admiran por las cosas que tengo y les traen recuerdos bellos, sobre todo a las personas adultas”, expresó.
La mayoría de los objetos que tiene provienen del municipio y la región, dice don Isaías, se los ha traído la gente, él no las busca como tal, lo máximo que ha pagado por un objeto fueron mil 700 pesos.
Don Isaías tiene otros dos hermanos varones, uno de ellos pintor, no sabe si es cuestión familiar, pero a él le gusta tallar madera, fundir oro y plata, crear figuras con hueso, la carpintería y motivar a otros a trabajar para que tengan un oficio en su vida.


