


EL PODER DE LAS LETRAS
Vaya polémica que se desató por el hurto de las letras de El Buen Tono por parte de empleados municipales y el posterior reclamo que el personal de esta casa hizo al abusivo director municipal de Comercio, Juan Paul González, quien hoy se dice agredido y finge lesiones que no le fueron provocadas en el incidente.
El tema no tiene desperdicio porque da la oportunidad de desnudar la actitud convenenciera de los funcionarios municipales que hoy pretenden confundir a la opinión pública lanzándose contra quienes les dicen sus verdades.
Para comenzar es mentira que el señor Juan Paul González Rannauro haya resultado herido en el reclamo de los
trabajadores del rotativo.
El funcionario se lesionó durante un partido de futbol llanero unos días antes y traía una de sus manos vendada, todos los que laboran en palacio municipal fueron testigos de sus “lesiones” anticipadas.
Claro, al calor del escándalo este sujeto pretende vender la idea de que lo hirieron los manifestantes. La mentira se cae, basta con que un médico legista oficial lo valore
para desmontarla.
Una valoración médica imparcial no le conviene porque echaría abajo el teatro, de ahí que González Rannauro acudió a un hospital privado a obtener un certificado clínico a modo, a contentillo, para
disfrazarse de víctima.
La segunda situación es que es una farsa el cerrar las oficinas de la dirección y dejar sin servicio a la ciudadanía bajo el argumento de que es una “escena del crimen”.
No cabe duda que estos salieron muy novelescos, al rato van a querer llamar al FBI o a los agentes de la Ley y Orden para estudiar los papeles tirados como prueba forenses. Payasadas para no trabajar, pues.
El ridículo oír a regidores y funcionarios panistas lloriquear por los empleados de esa dirección y elevarlos a un grado de mártires del servicio público. No lo son y no porque se afirme eso en este espacio sino porque la realidad
los desenmascara.
El pasado fin de semana ese mismo personal abusivo y represor de la Dirección de Comercio volvió a las andadas para despojar y agredir a humildes comerciantes que pretenden ganarse algunos pesos decentemente ofertando algunas mercancías modestas – chicharrones y tepejilotes- que les son arrebatadas por esos energúmenos.
No es la primera vez que lo hacen, suman ya varios casos de que estos gorilas se ensañan con mujeres, niños y ancianos que venden sus productos para sobrevivir. En el último caso, un grupo de ciudadanos los enfrentó y estos empleados municipales salieron huyendo.
No son “madres de la caridad” ni “almas bondadosas” son tremendos pillos al mando de quien regentea y administra los sobornos y extorsiones que acopian: Juan Paul González Rannauro, el recomendado del eterno enchufado a la nómina legislativa Juan Bueno Torio, quien hoy también se desgarra las vestiduras.
Y aquí entra la última discordancia en el caso del incidente, tan incongruente como ridícula porque los regidores y el síndico panista denuncian ahora que los elementos del llamado Mando Único Municipal no procedieron a detener y encarcelar a los manifestantes de El Buen Tono para defender a los funcionarios de dicha área.
Habrase visto: fue hasta que le dieron un escarmiento a los suyos como reaccionan estos servidores públicos y proceden a cuestionar el desempeño del grupo policiaco.
Estos señores son dos caras porque en casos que afectan a sus incondicionales piden la intervención policiaca pero callan cuando los ciudadanos son agredidos
por la delincuencia.
Se mantuvieron callados cuando asesinaron al maestro Luis Sainz en septiembre pasado. Guardaron silencio cuando secuestraron a ciudadanos. No dicen nada cuando ejecutan a comerciantes en pleno centro de la ciudad. Miran a otro lado cuando la ola de asaltos y extorsiones aterroriza a los cordobeses.
Eso sí, saltan al ruedo y piden la disolución de la corporación policiaca porque les tocaron a empleados municipales que son militantes de Acción Nacional, algunos de ellos operadores electorales, como el caso de González Rannauro, hijo de uno de los representantes de El Yunque panista en la localidad, Juan
González Arredondo.
No hay que olvidar que El Yunque es una organización clandestina al interior de Acción Nacional, ultraconservadora y pronazi, que piensa que el partido es un espacio para los que tienen una superioridad de raza, desprecian al militante común y van en contra de todo progreso liberal que conlleve a
libertades ciudadanas.
Hoy, los ofendidos regidores panistas elevan la incongruencia a un altar y exigen que los elementos del Mando Único Policial ¡¡ se dediquen a cuidar a González Rannauro y a sus chicos malos!!!. Habrase visto.
Es el colmo, en lugar de que los policías se avoquen a perseguir a criminales y a cuidar a los ciudadanos, el ayuntamiento de Tomás Ríos pretende usarlos en resguardar a los funcionarios y
empleados municipales.
Para los funcionarios municipales la función de los agentes del Mando Único es reprimir las manifestaciones públicas y apalear a los ciudadanos que expresan
su inconformidad.
No es la primera vez que lo hacen, hay que recordar cuando Ríos Bernal utilizó a los policías para desalojar al campamento de maestros que estaba en el parque 21 de Mayo bajo el argumento infame de que “afeaban el lugar” y también cuando amenazó con usar a los mismos agentes para perseguir a vendedores ambulantes que se
instalaran en la vía pública.
No cabe duda que estos señores son como los hipócritas fariseos que el profeta Jesús comparó con una raza de víboras pues cuelan el mosquito del vaso pero se tragan
un camello entero.
Claro, no se defiende al famoso Mando Único Policial que es a vista de todos un fracaso y una simulación del gobierno estatal, siempre se ha dicho y las estadísticas criminales que se tienen en la ciudad así lo confirman, pero es ridículo que los funcionarios azules ahora hasta pidan volver a municipalizar a la policía solo porque los agentes no golpean a los manifestantes. No
tienen compostura.
LA PROTESTA DE LOS BURROS
Y la perla de todo este asunto -y que merecería un tratado de sicología- es el regidor décimo Iván Espinosa Hermida, quien no debería estar en un cargo público porque no reúne los requisitos de educación básica
demandados por la ley.
El señor llegó a la regiduría por dos situaciones ajenas a una capacidad política y profesional: una porque es yerno del alcalde Tomás Ríos Bernal y la otra porque es protegido del diputado federal por Huatusco, Víctor Serralde Martínez –o como se llame en realidad- famoso por enriquecerse con contratos del gobierno federal en programas de combate a la pobreza, como el del Piso Firme.
Fuera de eso es una ofensa a los cordobeses que Espinosa Hermida ocupe un cargo público cuando es un analfabeta. Y se aclara que en ningún momento el término analfabeta es una ofensa, no, sino una descripción que se sustenta con pruebas.
El actual regidor no ha podido concluir una licenciatura, se ha inscrito en tres diferentes universidades y en las tres ha fracasado, las
letras no le entran.
La última matricula fue en la carrera de Derecho de la UPAV, del priísta Guillermo Zúñiga, y dicen sus compañeros de aula que ni lo conocieron porque nunca acudió a clases.
El analfabetismo crónico que padece este regidor lo transpira por los poros, cualquier cordobés que tenga curiosidad para comprobarlo le
bastaría solo con escucharlo.
Lo que el señor Espinosa Hermida dijo en la sesión de cabildo que realizaron para condenar el incidente con el director de Comercio, es un
monumento a la ignorancia.
Da pena ajena oírlo decir tanta burrada como cuando le otorgó al gobernador del estado ¡¡funciones del
Presidente de la República!!.
Dijo textualmente: “sabemos que el jefe del Ejecutivo de este gobierno estatal (sic) es el jefe Ejecutivo de las fuerzas armadas del estado de Veracruz por lo tanto es jefe también ejecutivo (sic) del mando único y de la Secretaría de Seguridad Pública”. Para empezar el único jefe de las fuerzas armadas en el Presidente de la República,
no hay otro más.
Los estados no tienen fuerzas armadas. Lo que llama fuerzas armadas -Ejército y Marina- son parte de la federación, sujetos al Ejecutivo federal y ningún gobernador tiene injerencia en ellas, solo coordinación en base
a un pacto federalista.
¿Pues no que estudiaba Derecho el regidor?, ¿sí así son sus conceptos en conocimientos básicos de la composición del gobierno, cómo hará su trabajo en la regiduría?,
¿con los pies?.
El regidor azul no rebuzna porque seguramente los burros harían una protesta en su contra por
usurpación de funciones.
Los cordobeses no se merecen este tipo de sujetos en los cargos públicos y con el sueldo que cobra, lo menos que debería hacer es inscribirse en los cursos nocturnos del Instituto Veracruzano de Educación para los Adultos (IVEA) para
terminar su primaria.
Sin embargo, el caso de este panista es importante porque refrenda una vez lo que ha se ha dicho: el veneno de los ignorantes son las letras.
Y las letras de El Buen Tono causan escándalo no solo por el retiro físico de las mismas sino por el contexto amplio del concepto: las letras enfurecen a los analfabetas y a la vez, las letras usadas para hacer periodismo crítico incomodan a los malos gobernantes y a los
funcionarios corrompidos.
El poder de las letras es enorme y ahí está la prueba. No hay mal que por bien no venga, las letras incomodas de El Buen Tono hicieron que los convenencieros regidores toquen el tema de la inoperancia de los
cuerpos policiacos.
Las letras de El Buen Tono obligaron al desocupado alcalde Tomás Ríos retomar el tema de la seguridad pública en la ciudad.
Las incómodas letras de El Buen Tono sacudieron la pasividad y el marasmo –por no decir la flojera y la desidia- del cabildo local y ahora tienen la responsabilidad de analizar y tomar medidas sobre el tema policiaco, no para reprimir manifestaciones sino para resguardar a
los cordobeses.
Los ciudadanos no son tontos, saben de la falsa polémica que quieren armar los funcionarios
municipales y no les creen.
Los cordobeses conocen a El Buen Tono que les ha dado voz y ha evidenciado a los corruptos. Aun con la polémica El Buen Tono sigue sirviendo a la sociedad y sus letras no las soportan los que quisieran que todo siguiera oculto para continuar
haciendo pillerías.


