

El caso de Miguel Ángel “N”, un adolescente de 15 años conocido como “el niño panadero”, ha estremecido a la sociedad tuxtepecana. Señalado como presunto responsable del homicidio de Don Eusebio Zamudio, un hombre de aproximadamente 70 años, el menor fue entregado por su madre este viernes ante la Vicefiscalía Regional de la Cuenca del Papaloapan.
Lo que más ha impactado a la opinión pública no es solo la gravedad del crimen, sino la aparente frialdad con la que el joven actuó tras los hechos. Según testigos, al día siguiente del homicidio asistió con normalidad a clases, sin mostrar señales de remordimiento o alteración. Compañeros, maestros y padres de familia señalaron que su comportamiento fue completamente habitual.
Más perturbador aún fue su actividad en redes sociales: desde su perfil personal reaccionó con “likes” y “me encanta” a notas relacionadas con el asesinato, incluso llegó a compartirlas, como si se sintiera parte de una historia viral y no del delito del cual es sospechoso.
El crimen se registró el miércoles por la noche en el fraccionamiento Residencial del Sur. Cámaras de seguridad captaron al menor saliendo del domicilio de la víctima con una canasta de pan en la cabeza, imagen que fue clave en la identificación y búsqueda del adolescente.
Durante varios días, la presión social y una intensa búsqueda por parte de las autoridades motivaron a la familia a entregar voluntariamente al menor, en un gesto que, aunque doloroso, se ha interpretado como un acto de responsabilidad.
Por tratarse de un menor de edad, el joven será procesado bajo el sistema de justicia especializado para adolescentes. En caso de ser hallado culpable, podría ser internado en un centro para menores infractores hasta que cumpla la mayoría de edad y, posteriormente, trasladado a un reclusorio.
Este caso ha puesto en evidencia no solo los vacíos en los entornos escolares y familiares, sino también el preocupante nivel de violencia que ya alcanza a sectores cada vez más jóvenes de la sociedad.
