

De la Redacción
EL BUEN TONO
Córdoba, Ver.- Gerardo Luna Martínez, alias “El Oso”, un seudo reportero convertido en peligro público, cuya conducta marcada por los abusos, el desprestigio profesional y la simulación de agresiones ha dejado de ser un problema personal para convertirse en un riesgo real para la sociedad. Su historial de accidentes, violencia y engaños lo coloca como uno de los personajes más nocivos del ámbito local, y sin embargo, sigue siendo protegido por las autoridades.
Vecinos de distintas colonias de Córdoba -como Fredepo, Colorines, San Román y Toxpan- y de Fortín -como Tlacotengo y Pueblo de las Flores- han denunciado en reiteradas ocasiones su conducción en estado de ebriedad, la última de ellas, una agresión directa a una madre y su hija, quienes resultaron heridas al ser arrolladas por Luna mientras manejaba su motocicleta intoxicado.
Pero lejos de asumir alguna responsabilidad, optó por burlarse aprovechando el respaldo que recibe de Enrique Morales Tolentino a petición de Vania López González, síndica Única del Ayuntamiento de Córdoba para quien trabaja en Comunicación social de forma externa.
Gerardo Luna ha hecho de su vida personal un drama público donde usa la autocompasión como herramienta de manipulación, aprovechándose de la empatía ciudadana para ocultar su adicción y evitar enfrentar las consecuencias legales de sus actos.
Después de exhibir a una de sus ex parejas sentimentales, quien lo abandonó, por la mala vida que le daba, en las últimas horas volvió a victimizarse públicamente intentando vender la versión de que fue golpeado y asaltado por sujetos armados, poniendo en riesgo su vida. Sin embargo, no hay un solo reporte médico, hospitalario o policial que respalde su historia.
Por el contrario, testigos aseguran que la noche anterior fue visto alcoholizándose en la periferia de la ciudad junto con otros sujetos, lo que desmiente su intento de colocarse como una víctima de violencia. A esto se suma su larga lista de escándalos personales y profesionales, desde transmisiones etílicas en vivo hasta acusaciones de acoso sexual contra menores, despidos de medios locales y simulaciones de agresiones para captar seguidores o chantajear emocionalmente.
Con este antecedente queda claro que Gerardo Luna no es víctima: Es un hombre con un problema grave de alcoholismo que ha sido solapado por omisión, por intereses políticos y por la falta de voluntad institucional.




