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EL VIGILANTE CUESTIONADO

Superiberia

Por Andrés Timoteo  /  columnista

“Por eso tras conocerlo me asalta la interrogante:/ ¿en esta bendita tierra quién vigila al vigilante?”, es el estribillo de una canción, casi himno, de la movilización ciudadana en Latinoamérica desde los años noventa cuando se inició una “ola” de protestas por la corrupción galopante en los gobiernos de la región. La supervisión de los encargados oficiales de velar por el correcto cumplimiento de la Ley ha sido un conflicto desde la antigüedad.

Los filósofos clásicos como Sócrates y Platón se hacían la pregunta hace más de dos mil años, “¿Quis custodiet ipsos custodes?” o sea ¿quién custodia a los custodios? Es cierto, el planteamiento original tenía que ver con el ejercicio del poder y sus contrapesos, pero en los tiempos modernos se dirige especialmente a los que moderan y, en su caso, deben castigar o exhibir las irregularidades del aparato gubernamental, especialmente en rubros como la seguridad, la impartición de justicia o el manejo de dineros públicos.

Y como desde los tiempos antiguos, la pregunta es por la tendencia a pervertirse de esos que deberían ser vigilantes de lo legal. Hay muchos ejemplos de esa distorsión en Veracruz, especialmente en los que han sido titulares del Órgano de Fiscalización Superior (ORFIS) que han resultado verdaderos pillos, pero hay un caso que recientemente ocupa la atención pública porque estropea todo un proyecto de asepsia gubernamental.

Se trata del Sistema Estatal Anticorrupción, de reciente creación, pues tiene dos años de que fue creado y lo paradójico es que ya es noticia por asuntos de corrupción ¡pero de su titular! Sergio Vázquez Jiménez, presidente del Consejo Ciudadano de ese organismo está acusado de actos de corrupción con los que se allegó dinero en detrimento del tesoro público. Es decir, un corrupto está encargado de combatir la corrupción. ¿No es una perla?

De acuerdo con lo ventilado, Vázquez Jiménez creó al menos tres empresas ‘fantasma’ con apoyo de funcionarios duartistas para hacer negocios con entes públicos. Tres de esas firmas son Corporativo Carem SA de CV y Consultoría Corporativa del Golfo SA de CV y Contadores y Abogados SA de CV, que fueron protocolizadas por la notaria pública número 25, Dulce María Ríos, hija del exgobernador Flavino Ríos Alvarado.

Con esas empresas, Vázquez Jiménez realizó revisiones a las cuentas públicas 2014, 2015, 2016 a la Comisión Municipal del Agua y Saneamiento (CMAS) en Xalapa por un monto de 16 millones de pesos, pero los resultados nunca se entregaron al ayuntamiento que presidía el priista Américo Zúñiga, también hizo lo mismo con otros organismos gubernamentales. Es decir, adoptó la técnica de crear empresas ficticias para simular ser un prestador de servicios, muy característico del duartismo.

Pues este señor preside el Sistema Anticorrupción en la entidad y no hubo quien los removiera. En el Congreso Local hicieron mutis, los gobiernos tanto de Miguel Ángel Yunes Linares como de Cuitláhuac García guardaron y guardan silencio mientras un personaje acusado de corrupción está al frente de la institución para combatirla. Puro realismo mágico.

Todo indica que Vázquez Jiménez se va a ir de ese consejo ciudadano sin que sea molestado. Su período termina en menos de un mes, el 13 de junio próximo y él mismo es muestra de que el famoso Sistema Estatal Anticorrupción es una vacilada. Nadie vigiló al vigilante ni antes de que comenzara su encargo ni durante el mismo y ni cuando se retire. No hay castigo para los corruptos, pues.

A Vázquez lo sustituirá el economista Emilio Cárdenas Escobosa, quien ya es consejero del mismo consejo, pero por escalafón asumirá su titularidad hasta junio del 2020. A Cárdenas Escobosa no se le conocen actos de corrupción, aunque sí está ligado al Gobierno duartista, a partidos políticos y a personajes de poca reputación.

Él fue representante del Partido Nueva Alianza (Panal) ante el Instituto Electoral Veracruzano -hoy Organismo Público Local Electoral de Veracruz- y en el último tramo del gobierno de Javier Duarte -ese sí, un corrupto de siete suelas- fungió como director del departamento de Prensa en la Coordinación General de Comunicación Social que presidía el tuxpeño Alberto Silva Ramos -otro pillo de cuentas-.

 Claro, eso no significa que sea igual que ellos, pero al menos siembra la duda de que en realidad vaya a velar armas contra los corruptos, pues no hay que pasar por alto de que los duartistas el priismo se están agarrando un ‘segundo aire’ en el morenismo gobernante. Para completar el cuadro, hace un par de días fue designado el catedrático Carlos Quiroz Sánchez como secretario ejecutivo del Sistema Estatal Anticorrupción, quien ha sido promotor activo del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), es decir, llega por méritos de su filiación partidista y eso compromete su fiscalización.

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‘SE CASTIGARÁ A QUIEN AFECTE EL AMBIENTE’

No soy reconocido…¡pero qué calambre!