

AGENCIA
Veracruz, Ver.- El proceso electoral en Veracruz para renovar las 212 presidencias municipales, que culminará el próximo 1 de junio, avanza entre episodios de violencia política, acusaciones de nepotismo, fracturas partidistas y una intensa lucha por el control territorial, en lo que ya se perfila como una de las elecciones más tensas y complejas en la historia reciente del estado.
Por primera vez en años, el PRI y el PAN no van en alianza, mientras que Morena rompió con el Partido del Trabajo (PT), lo que ha fragmentado el mapa político y provocado un reacomodo de fuerzas que pone en juego tanto bastiones históricos como nuevos territorios en disputa.
Violencia electoral: Asesinatos, amenazas y focos rojos
La contienda electoral ha estado marcada por la violencia. En lo que va del proceso, más de una decena de políticos y funcionarios han sido asesinados. Dos de los casos más cruentos han sido los de los candidatos de Morena en Coxquihui, al norte del estado, y Texistepec, al sur, donde una masacre dejó cinco muertos y al menos tres heridos.
En Actopan, cerca de Xalapa, un exalcalde y un regidor fueron ejecutados tras asistir a un mitin de Morena. Estos hechos han generado temor e incertidumbre entre aspirantes y ciudadanos, lo que ha llevado a 75 candidatos de distintos partidos a solicitar medidas de protección. Actualmente, se han identificado más de 30 focos rojos por riesgo de violencia en distintas regiones del estado.
Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, confirmó que la violencia está directamente relacionada con la operación de células criminales que buscan cooptar gobiernos locales. Tras el asesinato de Yesenia Lara Gutiérrez, candidata de Morena en Texistepec, más de 3 mil 500 elementos de la Guardia Nacional fueron desplegados en la entidad.
A pesar de ello, partidos como el PRI han señalado que el número de elementos es insuficiente. La diputada Lorena Piñón denunció que en municipios como Amatlán de los Reyes el partido ha tenido que sustituir a su candidato hasta en siete ocasiones debido a amenazas, y que la protección brindada a algunos aspirantes es deficiente.
Nepotismo y dinastías políticas
Otro de los temas que ha empañado la contienda es el nepotismo. Aunque la presidenta Claudia Sheinbaum pidió que se aplique la ley que prohíbe la herencia de cargos a familiares hasta el cuarto grado -vigente hasta 2030-, en todos los partidos abundan los ejemplos de candidaturas que continúan prácticas de cacicazgos.
Uno de los casos más señalados es el de la familia Gómez Cazarín en Hueyapan de Ocampo. Aunque se retiró la candidatura de Alberto Gómez Cazarín -hijo del actual alcalde y hermano del delegado de Bienestar-, fue sustituido por otro familiar: Miguel Cazarín Figueroa, director del DIF municipal.
En Sayula de Alemán, Modesta Clemente acusó a la dirigencia estatal de Morena de ignorar su designación para imponer a una familiar de la actual alcaldesa. El senador morenista Manuel Huerta denunció al menos 100 casos similares dentro del partido, responsabilizando al dirigente estatal, Esteban Ramírez Zepeta.
En el PT, se repiten los patrones. En Lerdo de Tejada, la candidata es madre del actual presidente municipal. En Alto Lucero, el abanderado es parte de un clan familiar con presencia política y legislativa en el estado.
El PAN tampoco es ajeno a estas prácticas. En Tantoyuca, Joaquín Guzmán Avilés busca reelegirse por cuarta vez en una familia que ha mantenido el poder por años. En Cosoleacaque, el PRI postuló nuevamente a Cirilo Vázquez Parissi, parte de una dinastía que ha gobernado la región durante décadas.
Rupturas y transfuguismo político
La contienda también ha evidenciado un profundo transfuguismo partidista. Hipólito Deschamps Falcón, excandidato a gobernador por MC, dejó el PAN, se unió a MC y finalmente terminó postulado por Morena en Alvarado. Raúl Zarrabal, exdiputado del PRI, ahora compite por MC. Luis Vicente Aguilar Castillo dejó el PT tras 20 años para sumarse a Morena. La panista Monserrat Ortega también migró al PRI.
Estos movimientos muestran cómo las disputas internas y las alianzas rotas han generado una gran movilidad entre figuras políticas, lo que ha provocado inconformidades entre las bases y debilitado la cohesión partidaria.
Veracruz y Boca del Río: Las joyas de la corona
En la zona conurbada Veracruz-Boca del Río-Alvarado se concentra buena parte del poder económico y político del estado. Aquí, el PAN ha conservado su influencia gracias al grupo Yunes. En el puerto de Veracruz, gobierna Patricia Loberia, esposa del senador Miguel Ángel Yunes Márquez, y en Boca del Río, Juan Manuel Unanue, del mismo grupo político.
Las candidatas del PAN en estas ciudades son Indira Rosales (Veracruz) y María Josefina Gamboa (Boca del Río), ambas con vínculos cercanos a los Yunes. Aunque en las elecciones de 2024 Morena perdió en estos distritos, el margen fue estrecho, lo que genera expectativas de cambio en 2025.
Morena, que en 2021 pasó de gobernar 17 a 131 municipios, busca consolidarse como la primera fuerza política del estado. Sin embargo, el académico Rafael Vela advierte que la administración estatal no ha ofrecido resultados tangibles en muchos ayuntamientos: “El crecimiento fue cercano a cero; fue un sexenio perdido”, dijo, al señalar que la falta de desarrollo municipal podría provocar alternancias en municipios clave.
Blindaje de seguridad y llamados a la paz
El proceso ha obligado a las autoridades estatales a reforzar la seguridad. La gobernadora Rocío Nahle confirmó el despliegue de fuerzas en zonas de riesgo, especialmente en la conurbación, donde recientemente fueron atacados dos elementos de la FGR. Dijo que mantiene comunicación directa con la presidenta Sheinbaum para abordar la situación.
“Estamos brindando seguridad a todos los candidatos. No caigamos en campañas de miedo e intimidación”, pidió Nahle.
No obstante, dirigentes estatales del PRI, PAN y Movimiento Ciudadano aseguran que la inseguridad limita la libre participación política. Adolfo Ramírez, del PRI, señaló que están evitando actos masivos por temor al crimen organizado. Luis Carbonell de la Hoz, de MC, denunció focos rojos en al menos siete municipios del sur y norte del estado.
Una elección histórica en medio del caos
La elección del 1 de junio será la primera en la que el PRD no participará, al haber perdido su registro. Morena y PVEM van en alianza en 166 municipios; el PRI compite solo en 192 demarcaciones; MC y el PT también van sin coaliciones. Esta fragmentación hace que cualquier resultado sea posible.
Pero más allá de los números, Veracruz enfrenta un reto mayor: garantizar que el voto libre y seguro prevalezca frente al poder del crimen organizado, la corrupción y los intereses familiares.
Será una elección que no solo definirá el mapa político municipal, sino también el futuro del modelo de gobernabilidad en uno de los estados más estratégicos del país.
