

Efraín Hernández
El Buen Tono
Córdoba.- Una parroquia llena y el ambiente cargado de emociones, marcaron la emotiva despedida del padre Denis Joseph Courchesne Bisson, quien concluyó su labor pastoral en la parroquia Santa Rita de Casia, después de casi 13 años de servicio en Córdoba.
Desde temprana hora, decenas de feligreses comenzaron a llegar al templo en la colonia México. Algunos llevaban flores, otros velas encendidas, pero todos coincidían en el mismo sentimiento: gratitud y tristeza por la partida del sacerdote canadiense, quien deja la Diócesis por motivos personales para regresar a su país natal.
Durante la misa de despedida, los asistentes no pudieron contener las lágrimas. Fue un acto profundamente simbólico, no sólo por el mensaje espiritual, sino por la conexión afectiva que el párroco logró con su comunidad a lo largo de los años, tanto en Santa Rita como anteriormente en la iglesia de La Lupita, en la zona de Las Estaciones.
El legado del padre Denis va más allá de la liturgia. En redes sociales, particularmente en la página de la comunidad de Santa Rita, se han publicado decenas de mensajes, fotografías y agradecimientos. Algunos testimonios destacan su entrega como guía espiritual y otros recuerdan su papel como exorcista, una rara labor dentro de la Iglesia Católica que, para muchos creyentes, era sinónimo de protección y fe firme.
“Padre, ahora que se va, ¿quién enfrentará al maligno?”, manifestó una feligrés entre lágrimas, mientras otro devoto bromeaba: “Seguramente los diablitos están festejando”.
En medio de cánticos, oraciones y abrazos, el sacerdote fue despedido con aplausos y muestras de cariño. A su paso, varias personas le tomaron la mano o se inclinaron para recibir una bendición más, conscientes de que marcaba el final de una etapa que muchos consideraban será irreemplazable.
La comunidad no ocultó su deseo de seguir en contacto con él, y más de uno expresó: “Aquí siempre tendrá su casa”.
Con su partida, en la parroquia Santa Rita quedan con un vacío difícil de llenar, pero también con el testimonio de un ministerio que dejó huella profunda entre los suyos en la Diócesis de Córdoba.
