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Enciende una luz con cada sonrisa, historia de vida

Superiberia

Efraín Hernández
El Buen Tono

Córdoba.- En los vibrantes rincones de Córdoba, Veracruz, surge una figura que va más allá de la simple nariz roja y los zapatos enormes. Con 23 años de experiencia, Lucecita del Foco Fundido, una payasita con un nombre que emana profundidad, comparte su conmovedora historia de vida.
A los 8 años, Alicia Hernández Bayona, su nombre real, inició su travesía en el mundo del entretenimiento, sin saber que este sería su refugio y proceso de sanación. Su nombre de payasita no es sólo un título escénico, sino una representación de la transformación que experimentó en su propia vida.
Antes de adoptar su rol de payasita, enfrentó momentos oscuros y difíciles que la llevaron al borde de la desesperación. Dos intentos de quitarse la vida marcaron su pasado, pero gracias a un designio divino, esas tragedias no la consumieron. Dios tenía un gran plan que ella aún no comprendía.
La elección de convertirse en payasita no fue fortuita. Buscaba la felicidad y la encontró reflejada en la sonrisa de los payasos. Para ella, esta transformación no fue sólo una elección de carrera, sino una terapia para enfrentar sus propios demonios internos.
Con el tiempo, descubrió que ser payasita no sólo es una profesión, sino un don otorgado por Dios. La tarea de hacer reír es más desafiante que hacer llorar, y Lucecita abrazó este desafío con gratitud. Su personaje se convirtió en más que una máscara pintada; se convirtió en Lucecita del Foco Fundido, una luz en medio de la oscuridad.
Al interpretar a Lucecita, su personaje, Alicia experimenta una mezcla de emociones. Su corazón late con la satisfacción de una carrera cumplida, pero también late con la humanidad que todos llevamos dentro. Los payasos no son inmunes a las lágrimas ni a la risa genuina. Lucecita celebra no sólo su propia felicidad, sino la oportunidad divina de llevar alegría a los demás.

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