

Río de Janeiro.- El mal estado del terreno de juego del estadio de Maracaná para la final de Brasil 2014, es la preocupación de la organización y de los entrenadores de ambos equipos, que no pudieron ejercitarse en el escenario del partido un día antes.
La intensa lluvia caída en los últimos días ha terminado por dañar el terreno de juego, que a lo largo del Mundial empeoró su situación paulatinamente.
Los especialistas, que trabajaron durante veinticuatro horas para poder recuperar el césped, han acentuado su esfuerzo.
Sin embargo, las intensas lluvias han dificultado los cuidados y han retrasado los planes de los especialistas.
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