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Es Vía Crucis una vivencia

Superiberia

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Orizaba.- Hacer presente la realidad social a través del vía crucis este año, es un modo de revivir la pasión, muerte y resurrección; no es recordar un acontecimiento de hace mas de dos mil años ni es un espectáculo. El vía crucis viviente es eso, la vivencia de la comunidad que lleva una cruz cada día.

 

La comunidad franciscana en Orizaba se ha caracterizado por llevar el mensaje de ese Dios cercano, real que está en la mirada, la soledad y el sufrimiento del prójimo, y lo hace mediante el diálogo de niños y adultos, de familias completas que van no como espectadores sino inmersos en un papel humano y actual.

 

La fe está viva, no ha venido a menos. Ha faltado de los sacerdotes un mayor acercamiento al pueblo y el papa Francisco lo dice cuando pide ser una Iglesia de puertas abiertas, una iglesia que a través de los pastores, los sacerdotes, religiosos, religiosas y los obispos sean capaces de ir en medio del pueblo y escuchar su deseo de paz, de justicia, mayor honestidad, de mayor respeto a la dignidad del anciano como a la vida que comienza, dice a propósito del Vía Crucis viviente el sacerdote franciscano, Arturo
Vázquez Saldaña.

 

El Vía Crucis debe ser la oportunidad para mirar la cruz de Cristo como un momento de reconciliación, de perdón y mirarnos como hermanos, insiste el sacerdote franciscano, quien retoma el mensaje del papa Francisco y manifiesta en que la fraternidad construye la paz.

 

Si todos los católicos, los hombres de buena voluntad logramos esa unión, vamos aportando algo a la justicia, a la dignidad del hombre, la mujer y la familia. Por mínimos que sean los aportes, serán capaces de construir la reconciliación, la paz, la justicia anhelada, la honestidad y la rectitud.

 

La Cuaresma es un tiempo muy bueno para volver a ser niños, decía el Papa en su último mensaje enfocado a los menores como parte de la familia hace unos días. A todos hace falta volver a despertar el amor, la ternura, el perdón y la sonrisa así como el llanto, pero siempre buscando volver a compartir todo con la misma esperanza y valores.

 

El Vía Crucis 2015, comienza a las 10:00 horas del viernes 3 de abril; más de 50  actores se han preparado física y espiritualmente para esta jornada. En cada estación se va meditando la realidad, la Palabra de Dios hecha carne, es palabra vigente que trae como consecuencia la salvación.

 

San Miguel Tlachichilco es el punto de reunión y salida de ese camino al calvario. 

 

Aprovechando las escalinatas de este templo católico ubicado al poniente de la ciudad, casi al pie del cerro del Borrego, se armará ahí el tribunal donde Jesús ha de ser
condenado por Pilatos.

 

Se trata de reavivar todo, absolutamente todo aquello que ocurrió y que trajo como consecuencia la muerte y resurrección de Jesucristo. Se va meditando sobre los pecados de la humanidad, sus necesidades, sus realidades y sus anhelos, pero todo a la luz del Evangelio.

 

Este es un llamado a la reconciliación, abrir los corazones a Cristo, a su Evangelio e identificar entre todos los hombres que no somos enemigos sino hermanos, dice el mensaje de la comunidad franciscana, que este año apelará de nueva cuenta a que la comunidad abra el corazón al perdón, a la unidad y a la felicidad del prójimo.

 

Venir al Vía Crucis no es solamente hacer acto de presencia, ver el paso de la procesión, ser partícipes de la marcha y oír: “Padre perdónales porque no saben lo que hacen”, o  como un encuentro de reconciliación, sino escucharlo y verlo con un sentido de encuentro, comunión y participación, porque se necesita la comunión no sólo de ideales, sino también de trabajos que nos lleven a descubrir lo que falta por hacer en torno a evangelización y catequesis, que es enseñanza.

 

Si bien es cierto, se  percibe un despertar, van contagiando y jalando a quienes están en otros grupos y capillas, en sus propios ambientes se nota porque ya son más  los acólitos y otros que desean participar en las actividades de la Iglesia, a veces se acercan sólo cada año, pero otras son perseverantes, alimentan la fe de su iglesia.

 

La participación de los más jóvenes en el Vía Crucis, es un signo y motivación de que necesitan la presencia, la ayuda y acompañamiento de los sacerdotes, lo están pidiendo.

 

Cada uno de los bautizados, de los creyentes tiene la oportunidad de acercarse, sentirse como un elemento de reconciliación, algunos más van a esperar otro momento en que les llegue el Evangelio y buscarán la fidelidad del matrimonio, educar y formar a los hijos con una vida más humana y digna.

 

Dejar atrás las costras, que son la dureza, la insensibilidad e indiferencia globalizada es el mensaje actual para todos y con ello las distintas pastorales se han preparado para participar de la oración y acciones concretas de su mundo actual.

 

Cuando lleguen al Vía Crucis viviente de la comunidad franciscana, cientos de fieles ya habrán sido testigos del Domingo de Ramos que por primera vez se hace
viviente también.

 

El Jueves Santo se habrá formado ya el primer grupo de Jesús a partir de las bienaventuranzas, se habrá instituido el mandamiento del amor y la oración en Getsemaní donde se da un diálogo entre el demonio y Jesús quien finalmente es aprehendido y el Viernes Santo inicia su camino a la crucifixión, Jesús es perseguido, sentenciado, azotado y crucificado. Jesús se hace responsable de los pecados de los hombres, carga con ellos y sube a la cruz.

 

Matilde De los Santos 

El Buen Tono

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