


El gobierno de Estados Unidos intensificó este jueves sus acciones contra líderes de organizaciones de crimen organizado que operan en los límites de los estados de México, Guerrero y Michoacán, involucrados en tráfico de drogas, lavado de dinero y extorsión.
En tres fases distintas, agencias de seguridad y combate al financiamiento ilícito anunciaron medidas para desmantelar estas organizaciones, designadas como terroristas por el Departamento de Estado desde el pasado 20 de febrero. Entre las acciones destacan recompensas de hasta 10 millones de dólares por información que conduzca al arresto o condena de los principales líderes.
Juan José Farías Álvarez, alias “El Abuelo”, líder de una de estas agrupaciones, y otros miembros clave como Nicolás Sierra Santana (“El Gordo”) y Alfonso Fernández Magallón (“Poncho”) se encuentran entre los más buscados. Según las autoridades estadounidenses, estas organizaciones producen metanfetamina y fentanilo a gran escala en Michoacán y trafican cocaína desde Colombia hacia Estados Unidos utilizando rutas clandestinas.
El Departamento de Justicia presentó acusaciones formales contra estos individuos, destacando que la investigación comenzó en 2019 a partir de un caso local en Tennessee que reveló una red de distribución de drogas vinculada a Michoacán. Matthew Galeotti, jefe de la División Penal del Departamento de Justicia, afirmó que estas acciones representan un “paso importante” para desmantelar la red criminal que ha afectado a comunidades de ambos lados de la frontera.
En paralelo, el Departamento del Tesoro aplicó sanciones económicas a los mismos líderes para congelar sus bienes e impedir que continúen operando. Scott Bessent, secretario del Tesoro, señaló que estas medidas buscan cortar las vías de financiamiento de estas organizaciones y limitar su capacidad de cometer actos violentos y extorsiones.
Las autoridades mexicanas colaboraron en la operación, incluyendo vigilancia aérea con drones militares en Michoacán, Guerrero y Estado de México, con el objetivo de reforzar la inteligencia y apoyo en la captura de los responsables.
Estas acciones reflejan el esfuerzo coordinado entre México y Estados Unidos para enfrentar al crimen organizado y reducir el impacto de sus actividades ilícitas en la región.


