


Sandra González
El Buen Tono
Orizaba.- Aceptar la eutanasia como un derecho implicaría reconocer que ni el estado ni la sociedad están en condiciones de acompañar dignamente a los enfermos terminales, lo que sería reflejo de una grave deshumanización. Así lo advirtió el vocero de la diócesis de Orizaba, Helkyn Enríquez Báez.
“Muchos confunden los términos. La eutanasia es toda acción u omisión que, con intención directa, provoca la muerte para evitar el dolor. Pero ni el dolor ni el sufrimiento encuentran ahí una verdadera solución”, señaló.
Lo que lleva a muchas personas a pedir la eutanasia no es el dolor, sino el sufrimiento moral por abandono y soledad. “No se sienten cuidados, sus familias están ausentes, y esa soledad es el verdadero problema que debemos atender, no eliminar al enfermo”, afirmó.
Cuestionó los intereses detrás de las leyes que impulsan esta práctica: “Más que una respuesta compasiva, parece una salida para deshacerse de un ser humano. No es un acto humanitario, sino una renuncia social a acompañar al final de la vida”.
Agregó que la muerte no puede considerarse un derecho, pues lo que debe protegerse es el derecho a la vida, a la salud y al acompañamiento digno: “Eso es lo que verdaderamente humaniza”.
Estas declaraciones surgieron luego de que abogados señalaron que la religión y los tabúes han frenado la legalización de la eutanasia en México. Enríquez Báez respondió que no es una cuestión religiosa, sino ética y social.


