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Experiencia inolvidable

Superiberia

Córdoba.- Siempre hemos envidiado las alas de los pájaros. Incluso, el vuelo de las aves inspiró algunos de los diseños de las máquinas voladoras de Leonardo Da Vinci, quien llegó a la conclusión de que el ser humano no puede generar, sólo con sus músculos, una energía suficiente como para elevarse a sí mismo. Sin embargo, con el paso del tiempo, los hombres han logrado, con la tecnología adecuada, imitar el vuelo de las aves, y una de esas herramientas es el parapente.
La experiencia es inolvidable; sentir cómo el aire acaricia tu rostro mientras vuelas lentamente, como si fueras un ave surcando los cielos en medio de verdes montañas. El paracaídas serpentea por los ríos de aire donde navega con total seguridad, a unos 400 metros de altura, sobre el cerro de Las Antenas, el paisaje sin igual.
Desde lo alto una vista maravillosa del volcán Pico de Orizaba, el más alto de México y una basta extensión de la región montañosa central de Veracruz: Sierra de Zongolica, los valles de El Naranjal, Villa Unión, Córdoba, Ixtaczoquitlán y Orizaba.
El cerro del Chicahuaxtla o Cerro de las Antenas, ubicado en Fortín de las Flores, es considerado el segundo sitio más importante para practicar el parapentismo.
Aquí, acompañado del piloto Ricardo Ávila Lara, con cinco años de experiencia de vuelo libre, surco los cielos junto a los pájaros.
Él se enamoró de este deporte a la edad de ocho años, cuando voló junto a su tío.
“Mi primer vuelo fue a los ocho años, de niño, ahí me enamoré, pero necesité crecer para dedicarme de lleno a este deporte”, asegura.
Paulina Sosa, creadora de Eco Parque en Fortín, recuerda que este deporte tiene sus orígenes en Francia, cuando grupos de escaladores utilizaban un tipo de paracaídas para no tener que bajar de las montañas, hoy es una forma de deporte extremo que toma auge en esta región.
Previo al salto, Ricardo da recomendaciones de cómo ayudarlo a despegar, espera una “racha” de viento para impulsarse. El miedo se apodera del inexperto, sobre todo al mirar al fondo de los cañones, pero se tranquiliza al observar la belleza del paisaje. La edad para volar no tiene límites, lo han hecho niños desde dos años hasta personas de 90 años.
El grupo de hombres y mujeres pilotos practica este deporte todos los días, en especial los fines de semana.

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